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El dolor crónico

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El dolor es una experiencia sensorial y emocional compleja, multidimensional, que abarca percepciones, emociones y comportamientos en respuesta al propio dolor.Entre un 50% y un 80% de la población mayor de 65 años sufre dolor.

 

Por otro lado, definimos como dolor crónico aquel con una duración superior a entre tres y seis meses desde su aparición, o bien que se extiende más allá del periodo de curación de una lesión, o bien que está asociado a una condición médica crónica.

 

 

1. Causa

Es imprescindible conocer cuál es el origen del dolor para poder realizar una correcta aproximación terapéutica: «Para tratar hay que diagnosticar». Si estamos ante un dolor nuevo, que no ha sido evaluado por un profesional médico previamente, lo primero que debemos hacer es acudir a nuestro profesional médico de referencia para consultarle.

 

 

2. Localización e irradiación

Es importante distinguir si se trata de un dolor bien localizado o si, por el contrario, se trata de un dolor difuso, y si se irradia de alguna forma a zonas próximas.

 

 

3. Características

En función de sus características, distinguimos tres tipos de dolor a grandes rasgos:

  1. Dolor somático: se trata de un dolor bien localizado, que empeora con el movimiento, relacionado normalmente con un daño concreto en el aparato locomotor (músculos, huesos, articulaciones). Es el dolor de cuando nos damos un golpe, o el que se asocia a la artrosis.
  2. Dolor visceral: se trata de un dolor mal localizado, que se puede irradiar a zonas próximas y que puede aparecer en forma de pinchazo, quemazón o retortijón. Es el dolor que aparece por ejemplo en la infección de orina.
  3. Dolor neuropático: se trata de un dolor mal localizado, muy frecuentemente irradiado y que aparece en forma de pinchazo, latigazo eléctrico, quemazón… Es el dolor que aparece por ejemplo cuando hay un herpes cutáneo.

 

 

4. Intensidad

El dolor es un síntoma, y esto quiere decir que la forma de medir su intensidad es subjetiva, depende totalmente de la percepción de la persona que lo sufre.

 

 

5. Impacto

El dolor tiene un claro impacto físico que se traduce en una afectación de la funcionalidad del paciente (con dolor podemos hacer menos cosas), lo cual conlleva un impacto emocional de intensidad variable que, a su vez, puede comportar una variación de las necesidades sociales de la persona y afectar a su calidad de vida.

 

Es decir, que el dolor no solo se debe medir de forma física, sino que se han de tener en cuenta todas las implicaciones biopsicosociales (físicas, psicológicas, sociofamiliares) que se deriven de un mal control del dolor.

 

Recomendaciones

  • Ante cualquier dolor de nueva aparición y de intensidad moderada a intensa, se recomienda establecer cuál es la causa para poder realizar un correcto tratamiento. Se recomienda no automedicarse y consultar con el médico de referencia.
  • No es necesario convivir con el dolor, existen muchas herramientas para realizar un correcto diagnóstico e iniciar un tratamiento adecuado.
  • Es necesario un abordaje biopsicosocial del dolor por las implicaciones funcionales, psicológicas y sociofamiliares que se asocian al dolor crónico.

 

 

Fuente: Fundación salud y Envejecimiento-Universidad Autónoma de Barcelona (UAB)

 

 

 

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