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Incontinencia urinaria

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Llamamos incontinencia urinaria a cualquier escape de orina que provoque molestias al paciente. La incontinencia urinaria es causa u origen de incapacidad física y psíquicosocial, y además provoca un importante deterioro de la calidad de vida, contribuyendo al aislamiento social, a la depresión, a la ansiedad, al incremento de caídas y fracturas por urgencia miccional y a la institucionalización.

 

No obstante, la incontinencia urinaria tiene tratamiento, de tal manera que con las diferentes opciones es posible recuperar el grado de continencia urinaria en un porcentaje de 30-40%, disminuyendo la severidad del mismo en torno al 40-50%.

 

Decálogo de la Incontinencia Urinaria

  1. La pérdida de la continencia no es normal con el envejecimiento o cualquier otra condición natural.
  2. Supone la alteración de una función fisiológica, por deferentes condiciones patológicas.
  3. Origina problemas médicos, psicológicos y limitaciones sociales.
  4. Provoca un alto impacto negativo en la calidad de vida.
  5. Afecta a una de cada 20 personas.
  6. No es fácil hablar de ello.
  7. La pérdida de orina es reversibles en la mayoría de los casos.
  8. Nos se recibe tratamiento adecuado hasta en el 50% de los casos.
  9. Tras una valoración clínica adecuada, y con unas medidas conservadoras, se puede lograr una mejora considerable.
  10. Consulte en su Centro de Salud, Servicio Médico o en su Farmacia.

 

Fuente: Sociedad Española de Geriatría y Gerontología

 

 

El suelo pélvico y la incontinencia urinaria

El suelo pélvico está formado por toda la musculatura, tejido conectivo y nervios que llenan la cavidad pélvica y sostienen las vísceras, cierran los esfínteres e intervienen en el canal de parto.

 

Este conjunto de elementos forma una unidad en la que todos los elementos deben interrelacionarse, de modo que si se da un esfuerzo repentino ?por ejemplo, un aumento de la presión como la tos?, se genera una contracción refleja de las fibras musculares del abdomen y el suelo pélvico.

 

En la evolución de los humanos, el paso de la posición cuadrúpeda a la bípeda ha acarreado una serie de modificaciones anatómicas que han provocado cambios tanto en la pelvis como en las disposiciones viscerales. Esta situación ha puesto de relieve la necesidad de reforzar los músculos del suelo pélvico para compensar las fuerzas de la gravedad y el aumento de la presión intraabdominal que se pueden dar en distintos momentos y etapas de la vida especialmente en la mujer, como, por ejemplo, el parto, la práctica de deporte o el estreñimiento, entre otros.

 

Una mala gestión de dichos esfuerzos puede ser causa de lesiones en el suelo pélvico que pueden derivar en patología o disfunción. Las patologías más habituales son, entre otras, la incontinencia de orina, fecal o de gases, el prolapso (descenso de órganos), la disfunción sexual y el dolor.

 

Los factores de riesgo de lesión del suelo pélvico más corrientes son el embarazo y el parto, las intervenciones quirúrgicas abdominales y/o perineales, la obesidad, la tos crónica, el estreñimiento, las intervenciones quirúrgicas abdominales, los deportes de impacto, la menopausia y las malas posturas.

 

La función y la salud del suelo pélvico son un importante componente en lo referente a la prevención de las disfunciones y a la calidad de vida de las personas.

 

Nos centraremos en la incontinencia de orina, que, según la International ContinenceSociety (ICS), es la pérdida involuntaria de orina, ya sea un chorro o una gota, que causa un problema social o higiénico. Está disfunción puede presentarse en personas sanas de la misma manera que puede estar asociada a distintas enfermedades.

 

Se trata de un problema que es más frecuente en la mujer que en el hombre, y su incidencia aumenta con la edad y afecta la calidad de vida, ya que limita la autonomía y repercute sobre la autoestima y la vida social y deportiva. Cabe remarcar que el hecho de que los casos de incontinencia sean habituales no significa de ninguna manera que sea normal sufrirla. En condiciones normales, nuestro suelo pélvico debería ser capaz de soportar los aumentos de presión intraabdominales y asegurar la continencia.

 

La incontinencia urinaria puede clasificarse en tres tipos: la de esfuerzo, la de urgencia y la mixta. La incontinencia urinaria de esfuerzo se define como la pérdida involuntaria de orina asociada a un esfuerzo físico que origina un aumento en la presión intraabdominal (toser, estornudar, reír…).

 

Los posibles tratamientos para la incontinencia urinaria de esfuerzo son la rehabilitación del suelo pélvico y la cirugía correctora. Los ejercicios de rehabilitación van encaminados a mejorar la fuerza, el tono muscular, del abdomen y el perineo, así como la coordinación en la contracción de la musculatura del suelo pélvico.

 

En caso de sufrir incontinencia urinaria o cualquier otra de las patologías mencionadas, es conveniente consultar con profesional, para que realice una valoración con el fin de pautar un tratamiento personalizado.

 

Fuente: Fundación salud y Envejecimiento-Universidad Autónoma de Barcelona (UAB)

 

 

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