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11 abril Día Mundial del Parkinson

 

La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurológico degenerativo que afecta a una buena parte de la población (más de 6 millones de personas en todo el mundo).

Existe un falso mito que sólo afecta a las personas mayores, cuando la realidad es que los especialistas en neurología afirman que no se trata de una enfermedad exclusiva de personas mayores, de hecho, entre un 10-15% de los casos que se diagnostican cada año se corresponden a personas menores de 50 años, incluso detectándose casos que debutan en la infancia o adolescencia.

 

Síntomas del Parkinson:

Esta enfermedad neurológica provoca la degeneración y muerte de las neuronas que tienen que ver con una sustancia denominada dopamina, que es uno de los neurotransmisores más estrechamente relacionado con los síntomas motores de esta enfermedad. Es importante remarcar que es otro falso mito asociar la enfermedad de Parkinson exclusivamente con temblores, ya que estos no siempre están presentes, y no tienen por qué ser los únicos síntomas.

Desde la Federación Española del Parkinson señalan los principales síntomas del Parkinson. En función del tipo de paciente, se puede presentar unos síntomas específicos.

Problemas motores: • Temblor en reposo que suele aparecer primero en pies y manos, aunque también puede afectar a la cara (boca, párpados). El temblor se suele agravar cuando el paciente se pone nervioso o padece ansiedad. • Rigidez provocada por un aumento del tono muscular que provoca resistencia a los movimientos así como inestabilidad en la postura • Lentitud o bloqueos en los movimientos, por ejemplo a la hora de caminar. • Hipomimia: la rigidez de la musculatura facial hace que desaparezca la expresión facial de la cara del paciente. • Hipofonía o disminución del tono de voz

 

Síntomas no motores • Trastornos neuropsiquiátricos como trastornos afectivos, alteraciones cognitivas, alucinaciones, demencia o trastornos de control de impulsos. • Trastornos del sueño: somnolencia durante el día, pesadillas, insomnio, sueño fragmentado o síndrome de piernas inquietas. • Problemas digestivos: disfagia, náuseas o estreñimiento. Por todo ello los especialistas insisten en la importancia de identificar correctamente todas las manifestaciones de esta enfermedad y tratar de forma adecuada no sólo los síntomas motores, los más evidentes, sino también los síntomas no motores. Todo ello es de vital importancia para ayudar a mejorar el pronóstico de los pacientes y mejorar su calidad de vida.

 

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