Los niños se acatarran tantas veces porque pasan muchas horas del día en contacto con otros niños y debido también a la falta de desarrollo de inmunidad ante la mayor parte de virus causantes de infecciones en los primeros años de vida.
Se calcula, como promedio, que un niño puede padecer entre 3 y 8 catarros anuales, aunque esto dependerá del momento de la infancia en que se encuentre, con un pico de incidencia máxima si asisten a guardería y en los primeros años de escolarización, produciéndose progresivamente un descenso de estos cuadros clínicos a medida en que el niño va cumpliendo años.