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En la piscina y en la playa

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Normas básicas de seguridad en la piscina:

  • Nunca dejar niños sin la vigilancia de un adulto.
  • Retirar todos los juguetes de la piscina al acabar de usarla.
  • Cercado de al menos 1 m de altura y/o red de seguridad (mejor que la lona a efectos de prevenir accidentes) en buen estado.

 

Normas básicas de seguridad en la playa:

  • No debería ser necesario recordar que el color de la bandera de advertencia (verde, amarillo, rojo) no se elige para que haga bonito.
  • No existe una playa suficientemente segura como para dejar a los niños solos. Cuidado con las distracciones (o las siestas) de quienes deben supervisarles.
  • Las colchonetas y juguetes hinchables pueden ser arrastradas muy lejos por las olas y el viento.
  • Las aletas permiten a quienes las usan desplazarse más deprisa pero se cansan antes. Es fácil que los niños con aletas recorran una distancia que luego les haga difícil volver a la playa.
  • En un entorno lleno de gente y con pocas referencias, es muy fácil que un niño se pierda. Si es el caso conviene recordar que un niño perdido en la playa y desorientado tiende a andar dando la espalda al sol.

 

¿Cuándo es mejor que aprendan a nadar?

El que los niños pequeños sean capaces de mantenerse a flote es evidentemente ventajoso para ellos. Sin embargo, el aprender a nadar demasiado pronto puede crearles una falsa sensación de seguridad, y perder el miedo al agua puede aumentar el riesgo de accidentes por inmersión. Por esa razón la Academia Americana de Pediatría desaconseja el aprendizaje de la natación a menores de 4 años. Más allá de esa edad, sí que es aconsejable que lo aprendan cuanto antes, y más en una región como la nuestra, a orillas del mar y con buen tiempo la mayor parte del año.

 

¿Qué factores influyen en los accidentes por inmersión en el agua?

En los niños pequeños el factor fundamental es la falta de supervisión: ausencia de barreras de seguridad, distracción de los padres o delegar la supervisión en otro niño (hermano mayor, por ejemplo). Otro factor relevante es la presencia de objetos atractivos para los pequeños (p.ej: juguetes olvidados) en el agua o cerca de ella.

 

En cambio en los niños mayores el factor fundamental es una errónea evaluación de sus propias capacidades, que les lleva a alejarse en exceso o a realizar maniobras o juegos peligrosos. A menudo influye el deseo de destacar y exhibirse, que no es privativo de los adolescentes varones.

 

En esas circunstancias, a la pregunta "¿Cuándo se les puede dejar solos?" responder que “Cuando les dejemos las llaves del coche”, es una broma solo a medias.

 

En la mayoría de las piscinas públicas, la existencia de supervisión hace raros los accidentes, aunque no está de más recordar que la vigilancia de los niños pequeños es obligación de sus padres, no del socorrista. Un poco más peligrosos son los parques acuáticos, pero fundamentalmente por las imprudencias de los usuarios (jóvenes y no tan jóvenes).

 

El mayor problema son las aproximadamente 500.000 piscinas privadas que hay en nuestro país, en las que ocurren el 86% de los accidentes.

 

 

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