El diagnóstico de la IC requiere en primer lugar la elaboración de una historia clínica detallada donde se recojan los antecedentes personales y familiares, factores de riesgo cardiovascular, hábitos tóxicos, enfermedad cardiovascular previa, tratamientos previos, otras enfermedades...). Posteriormente se debe realizar una exploración física y toma de constantes evaluando los síntomas y signos que presenta el paciente. En un siguiente paso se realizará una analítica de sangre completa que habitualmente incluye la determinación de péptidos natriuréticos, un electrocardiograma y una radiografía de tórax. Para la confirmación diagnóstica es imprescindible conocer cómo funciona el corazón, a través de una prueba de imagen llamada ecocardiograma.
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Es posible que se necesiten pruebas de imagen adicionales para definir mejor el origen del problema y perfilar su riesgo de una manera más precisa, como son:
- Coronariografía(IC en contexto de infarto de miocardio, sospecha de enfermedad de las arterias coronarias por presencia de varios factores de riesgo cardiovascular o dolor torácico, presencia e cualquier valvulopatía significativa que se considere candidata a cirugía, mala respuesta al tratamiento médico…)
- Eco de estrés( para descartar enfermedad coronaria o ver comportamiento de ciertos problemas valvulares)
- Gammagrafía (para descartar acumulación de ciertas sustancias patológicas en el corazón)
- Resonancia cardiaca( cuando el ecocardiograma no aporta información suficiente o cuando queremos obtener información adicional del estado del músculo cardiaco)
- Tac multicorte (diagnóstico no invasivo de enfermedad coronaria)
- Biopsia endomiocárdica(casos de IC aguda muy grave con rápido deterioro clínico o pacientes que no responden al tratamiento convenciona en las que se sospeche inflamación como causa).