En términos generales, podemos decir que el tratamiento seguirá un orden lógico, según tipo de dolor, características en el momento del diagnóstico, características del paciente, etc, más o menos ajustado a la escalera analgésica de la Organización Mundial de la Salud, pudiendo saltar de uno a otro escalón según el caso y pudiendo pasar del segundo al cuarto escalón si así estuviera indicado.
Dependiendo del diagnóstico existirán unas opciones de tratamiento u otras:
- Tratamiento farmacológico (normalmente combinación de diferentes medicamentos).
- Antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) , como el ibuprofeno, dexketoprofeno, diclofenaco, celecoxib, etc.
- Paracetamol, Nolotil .
- Opioides : tramadol, tapentadol, morfina, oxicodona, fentanilo, buprenorfina.
- Fármacos coadyuvantes : son fármacos que, sin ser analgésicos per se, colaboran en la modulación y la percepción del dolor: antidepresivos, anticonvulsivantes.
- Fármacos de aplicación tópica (capsaicina, lidocaína).
- Rehabilitación. Fisioterapia. Estimulación eléctrica transcutánea (TENS).
- Técnicas intervencionistas:
- Infiltración de anestésicos locales, con o sin esteroides , cerca de una estructura nerviosa, en una articulación, en el espacio epidural (alrededor de la médula espinal), infiltración de puntos que desencadenan dolor (puntos trigger).
- Radiofrecuencia, que mediante generación de impulsos eléctricos y calor cerca de una estructura nerviosa, modula la transmisión dolorosa.
- Neuroestimulación : en casos de dolor, sobre todo neuropático, que no responde a otro tratamiento. Implica la colocación de un dispositivo electrónico cerca de estructuras nerviosas que mediante la generación de impulsos nerviosos modula la transmisión dolorosa.
- Colocación de catéteres o bombas de infusión , en el espacio que rodea la médula espinal y mediante los que se infunden fármacos a dosis muy controladas, que por otra vía no son efectivos o se necesitan dosis muy elevadas.
- Apoyo psicológico, actividad física, alimentación saludable, cambios en los hábitos de vida, etc.
Tras ser valorado por el especialista de la Unidad del Dolor deben quedar orientadas algunas preguntas como:
1. ¿Cuál es el diagnóstico? Debe entender lo que el doctor cree que le ocurre y si necesita hacerse alguna prueba más.
2. ¿El porqué del dolor? Como ya hemos comentado, a veces la causa no está clara, no tiene relación temporal, espacial…
3. ¿Cuál es el tratamiento que le propone el médico? ¿Cuales son las alternativas?
4. Expectativas en relación a la evolución y el objetivo hacia el que nos dirigimos.
Una vez que se paute un tratamiento y se den unas indicaciones, no debe hacer cambios. Si el tratamiento puesto en marcha no funciona o aparecen efectos secundarios, deberá comunicárselo al médico en una nueva cita. La confianza en sus médicos es clave fundamental para alcanzar la mejoría.