No es extraño que personas con dolor crónico tiendan a reducir al máximo las actividades de su vida cotidiana para minimizar el dolor, al igual que en días buenos tienden a “abusar” de esa mejoría y sobrecargándose, dando lugar a un empeoramiento. De una manera u otra, el dolor es el centro de atención del día a día de la persona con dolor. Por eso es importante dedicar el tiempo y la atención a distracciones, actividades, y aspectos positivos de la vida.
Hacer ejercicio en la medida de las posibilidades de cada uno, el aire libre, el ocio , contactar con asociaciones de personas con el mismo problema, etc, son opciones favorables. En muchos casos, la distracción , mantener relaciones familiares, sociales, amistades, no quedarse quieto es parte tan importante del tratamiento como las pastillas.
Con un control adecuado del dolor y un cuidado especial con la medicación, es posible viajar con libertad y comodidad.
Igual de importante es mantener unos hábitos dietéticos saludables, no tomar alcohol y una alimentación equilibrada, para una nutrición óptima y evitar el sobrepeso. Dejar de fumar debe ser otro objetivo a cumplir.
Es importante saber cuáles son las expectativas de la situación de dolor y trabajar la aceptación de cada situación. Mirar atrás y echar de menos lo que se ha perdido en el día a día, impide seguir desarrollándose, estanca y paraliza. En cambio, aceptar y mirar hacia adelante, saber que a todos nos puede ocurrir una limitación en un momento dado y que no somos los únicos a los que les pasan cosas negativas, nos ponen en camino para seguir caminando y disfrutando del lado bueno de las cosas.
