El oxígeno domiciliario forma parte de su tratamiento: es una manera de proporcionarle el oxígeno que su organismo necesita y no le aportan sus pulmones. Se indica cuando, mediante un análisis (gasometría arterial), se comprueba que su nivel de oxígeno en sangre está por debajo de un determinado límite.
Como el resto de medicamentos, su uso puede ser modificado según usted evolucione. Si en algún momento se le retirara, indicaría una situación favorable de su enfermedad.
Hay tres formas de suministrar el oxígeno:
- Bombona de oxígeno.
- Concentrador de oxígeno.
- Oxígeno líquido.
Su médico le indicará cual es el mejor para usted.
La forma más frecuente de administración es mediante unas gafas nasales, que son dos tubitos que se sitúan en la entrada de las fosas nasales por donde se libera el oxígeno o por mascarillas.
- Su tratamiento con oxígeno no debe impedirle salir a la calle, existe la posibilidad de un aparato portátil.
- No debe colocar el oxígeno cerca de fuentes de calor (radiadores, cocinas, hornos etc.) ni manipularlo.
- Nadie puede fumar cerca del oxígeno ni de usted.
- Para mantener el aparato y sus accesorios (mascarillas y gafas nasales) en buen estado, los puede lavar con agua y jabón semanalmente y sustituir los accesorios cuándo sea necesario.
La oxigenoterapia es un método seguro de tratamiento que, en las dosis recomendadas, no es tóxico ni crea adicción. En caso de empeoramiento siempre consulte a su médico, pero no tome decisiones por su cuenta.
