A veces incluso con un tratamiento continuo, puede experimentar momentos en que los síntomas de su EPOC empeoran repentinamente. A esto se le llama descompensación.
Signos de alarma de la descompensación:
- Aumento del ahogo, más de lo habitual.
- Aumento de las secreciones (más moco del habitual, más espeso y a veces con cambio de color de las secreciones).
- Tos más grave o más frecuente (agravamiento de la tos).
- Aparición de hinchazón en las piernas (edemas).
- Dolor (sobre todo costal).
- Irritabilidad.
- Desorientación, dolor de cabeza y más sueño de lo habitual.
- Mayor dificultad para respirar tanto con la actividad como en reposo.
- Síntomas de resfriado o de gripe, como secreción nasal, dolor de garganta, dolores musculares, escalofríos, fiebre o sensación de febrícula. Las causas más frecuentes de las descompensaciones son las infecciones respiratorias.
Reconocer a tiempo los primeros síntomas le puede ayudar a prevenir una recaída grave e incluso la hospitalización por lo que debe consultar cuánto antes si presenta estos síntomas a los profesionales sanitarios.