¿Por qué?:
El día 13 de Julio de 2001, se publicó en el Boletín Oficial del Estado, un Decreto que cambió sustancialmente el ejercicio de la Radiología y, en resumen, el uso de los Rayos X; el Real Decreto 815/2001, sobre justificación del uso de las radiaciones ionizantes para la protección radiológica de las personas con ocasión de exposiciones médicas. A partir de esa fecha, todas las pruebas radiológicas que sean prescritas por cualquier profesional médico, en el ámbito de sus competencias, tienen que cumplir los requerimientos que emanan del citado Principio de Justificación.
¿Se trata de restringir su uso?
En absoluto. Se pretende simplemente garantizar su uso apropiado de acuerdo con cada situación clínica o enfermedad y siempre bajo el estricto criterio del profesional médico que le atiende y del médico radiólogo.
¿Y a qué se debe este interés?
Sucede porque para la obtención de las imágenes médicas utilizamos básicamente radiaciones ionizantes y estas, cuando se usan indiscriminadamente, pueden producir efectos adversos para la salud.
¿Qué significa realmente que un examen radiológico está justificado?
Significa que el profesional que lo prescribe ha realizado previamente un riguroso análisis entre el riesgo intrínseco que suponen algunas pruebas y el resultado en información que razonablemente esperamos de ellas.
¿Es necesario realizar exámenes radiológicos para disponer de un buen diagnóstico?
No necesariamente. Muchísimos procesos patológicos, sobre todo aquellos de escasa entidad, son fácilmente diagnosticados, simplemente con la ayuda de una buena historia clínica, con su exploración física correspondiente.
¿Para qué?:
Optimizar: Conseguir que algo dé los mejores resultados posibles
El mismo Real Decreto 815/2001, que regula la Justificación para el uso de las pruebas radiológicas, define el principio de Optimización.
Básicamente, la Optimización, aplicada al ámbito de la Radiología, nos dice que cuando sometamos a un paciente a un examen radiológico, deberemos hacerlo de manera que consiguiendo una información diagnóstica de calidad, lo hagamos con la menor dosis de radiación posible.
Es lo que, en términos de Protección Radiológica, se conoce internacionalmente como el Principio ALARA (As Low As Reasonably Achievable) que, en castellano y refiriéndonos a la dosis que recibe un paciente, traducimos: "tan baja como razonablemente sea posible".
El profesional con mayor responsabilidad legal a la hora de aplicar la optimización de la dosis de radiación, es el médico radiólogo. Cuando un paciente acude a un Departamento de Radiología, enviado por cualquier otro especialista, para ser examinado mediante una prueba radiológica, el médico radiólogo elegirá la técnica más adecuada para conseguir la mayor información con la menor dosis radiante posible.