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La radiación

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Es una forma de transportar energía

 

Puede ser dañina si no se usan con precaucion

No dude en pedir asesoramiento médico

 

Medidas necesarias para minimizar la dosis

 

Los niños son más sensibles que los adultos a la radiación ionizante

 

 

Se entiende por “radiación” la emisión, propagación y transferencia de energía en un medio material o en el vacío.

Las radiaciones pueden ser partículas, como la radiación alfa (que son núcleos de helio) y la radiación beta (electrones o positrones), u ondas electromagnéticas, como la luz visible, las ondas de radio o los rayos X.

 

 

Las radiaciones son una forma de transportar energía

En función de la energía que poseen, las radiaciones se clasifican en:

  • Radiación ionizante: Tiene suficiente energía para arrancar electrones de los átomos del medio que irradian. Este fenómeno se denomina ionización. La radiación alfa, beta, los rayos X y la radiación gamma son ejemplos de este tipo de radiación. Las radiaciones ionizantes pueden ser perjudiciales para el ser humano porque atraviesan nuestro organismo humano y son capaces de alterar las moléculas de nuestras células y dañar el ADN. Estos cambios pueden provocar efectos nocivos en los tejidos y aumentar el riesgo de desarrollar cáncer, si bien la probabilidad de que esto ocurra es muy baja.
  • Radiación no ionizante: No tiene energía para ionizar. Ejemplos son las ondas de radio y TV, las microondas y la luz visible. Aunque habitualmente son inocuas, pueden causar efectos sobre nuestra salud en determinadas condiciones: rojeces y eritemas en la piel (exposición prolongada al sol), daños en la retina si miramos directamente al sol, etc.

 

 

Las radiaciones ionizantes pueden ser dañinas para nuestra salud si no se usan con precaución

Algunas sustancias emiten radiaciones ionizantes. Este fenómeno se conoce como radiactividad. Consiste en que el núcleo de un átomo radiactivo pierde espontáneamente energía para convertirse en otro más estable. Se dice también que ha sufrido una desintegración. La radiación emitida puede ser alfa, beta, gamma o de neutrones.

 

La naturaleza es radiactiva

Vivimos rodeados de radiaciones. A diario estamos expuestos a radiaciones. Proceden tanto del espacio exterior (rayos cósmicos) como de la desintegración de elementos radiactivos que se encuentran en la corteza terrestre. También los materiales de construcción de nuestros hogares contienen pequeñas cantidades de radioactividad, así como los alimentos y bebidas que consumimos, el aire que respiramos y también nuestro propio cuerpo.

 

La dosis que se recibe por esta causa se conoce como “fondo radiactivo natural”. Este fondo no es idéntico en todos los lugares de la tierra; depende de la presencia de materiales radiactivos en el suelo y de la altitud, porque a mayor altitud la atmósfera absorbe menos la radiación procedente del espacio.

 

La Región de Murcia tiene un fondo radiactivo natural que podemos considerar muy bajo, en promedio alrededor de 0.6 - 1.0 mSv/año. En comparación, el fondo radiactivo natural mundial ronda los 2.5 mSv/año (proyecto MARNA, www.csn.es)

 

 

Radiaciones artificiales

Además de estar expuestos a la radiación natural, también lo estamos a otras fuentes artificiales de radiación. El hombre ha sabido obtener importantes beneficios de las radiaciones. Utilizamos radiaciones en la industria, agricultura, ganadería, investigación y medicina.

 

 

Radiaciones en medicina

La propiedad que tienen los rayos X y las radiaciones generadas por los radiofármacos de atravesar el organismo humano y crear una imagen de las estructuras internas los hace muy útiles en el diagnóstico y tratamiento de algunas enfermedades.

 

En radioterapia se utilizan altas dosis de radiación para tratar el cáncer. Es un tratamiento local. Normalmente sólo se irradia la parte del cuerpo afectada y el tratamiento se planifica para destruir las células del tumor y producir el menor daño posible a las células sanas adyacentes.

 

Para el tratamiento de ciertos tumores se recurre a la medicina nuclear. Al paciente se le administra (por vía oral o intravenosa) una sustancia radiactiva que se deposita en el tejido canceroso, lo que permite impartir una dosis de radiación alta muy localizada.

 

Los usos médicos de las radiaciones han permitido salvar millones de vidas humanas. Los nuevos equipos y técnicas proporcionan mucha más información médica y son mucho más seguros. Pero su mayor disponibilidad contribuye a aumentar la dosis de radiación en muchas situaciones. Actualmente, el uso de radiaciones ionizantes en el ámbito médico constituye, en los países desarrollados, la principal fuente de radiación artificial a la población, de modo que la dosis recibida por la población debida a las aplicaciones médicas supera ya el fondo radiactivo natural.

 

 

Medida de la dosis de radiación

La cantidad de radiación ionizante a la que está expuesto un paciente en una exploración o tratamiento se conoce como dosis de radiación.

 

Depende de muchos factores, como la tecnología empleada o la calidad de imagen que se precisa para obtener un diagnóstico adecuado, pero también de las características de cada paciente, como su tamaño y la región anatómica que se quiere explorar.

 

Aunque las radiaciones ionizantes no pueden percibirse a través de nuestros sentidos, se pueden detectar y medir con unos instrumentos denominados dosímetros. Los equipos de rayos X modernos miden la radiación que imparten y almacenan esta información junto a las imágenes. El SMS ha implantado en sus centros sanitarios un Sistema de Gestión de Dosis que registra la dosis de radiación que reciben los pacientes durante las pruebas radiológicas.

 

La tabla siguiente muestra las magnitudes y unidades que se utilizan habitualmente en función de la modalidad.

 

Modalidad

Magnitud

Acrónimo

Unidad

Tomografía Computarizada, TC

Índice de dosis en TC

CTDI

mGy

Producto dosis-longitud

DLP

mGy×cm

Radiofluoroscopia

Kerma en aire en la superficie de entrada

Kair

mGy

Producto dosis-área

DAP

mGy×cm2

Mamografía

Dosis glandular media

Dg (OD)

mGy

Tabla I. Magnitudes y unidades utilizadas en función de la modalidad.

Para comparar los riesgos entre diferentes exposiciones y con otros riesgos de la vida cotidiana, conviene cuantificar la radiación con una magnitud común que se relacione con los efectos biológicos que produce. Hay que tener presente que la irradiación médica es muy inhomogénea y que los distintos órganos y tejidos tienen radiosensibilidades diferentes, por lo que, aunque la cantidad de radiación sea la misma, el riesgo debido a un examen con rayos X varía para las diferentes partes del cuerpo.

Para cuantificar la radiación de una manera que sea biológicamente significativa se utiliza la magnitud denominada dosis efectiva, cuya unidad es el Sievert (Sv). En radiodiagnóstico esta unidad es muy grande por lo que se utiliza con más frecuencia su milésima parte, el milisievert (mSv).

 

 

Si lo necesita, no dude en pedir asesoramiento a su médico a la hora de interpretar la dosis de radiación y su importancia

La tabla siguiente presenta los principales exámenes radiológicos clasificados en categorías amplias en función de la dosis de radiación.

 

Procedimiento

Dosis efectiva (mSv)

Nº equivalente de radiografías de tórax PA

(cada una 0.02 mSv)

Incremento del riesgo de cáncer

Periodo equivalente de fondo natural

Sin dosis de radiación

  • Resonancia magnética
  • Ultrasonidos

---

---

Desconocido

---

Dosis baja

  • Radiografía tórax
  • Rad. extremidades

0.02

<0.1

1

<5

1/1000000

Pocos días

Dosis intermedia

  • Rad. columna lumbar
  • Rad. abdomen
  • TC cabeza y cuello
  • Gammagrafías tiroidea, hepática o renal

1-5

50-250

1/10000

Pocos meses a pocos años

Dosis más elevada

  • TC tórax o abdomen
  • Enema opaco
  • Angiografía cardiaca
  • Gammagrafía ósea, cerebral o miocárdica
  • PET/TC

5-20

250-1000

1/2000

2 años a varios años

Fondo radiactivo natural

2.4

 

 

 

Tabla II. Clasificación de los principales exámenes radiológicos en categorías de dosis de radiación (Traducido de www.eurosafe.org. Adaptado de la página web de OIEA).

 

 

Riesgos de la radiación

Los riesgos por radiación están bien estudiados, mucho más que otras áreas de riesgo de la vida diaria. Se sabe que la radiación ionizante es nociva a dosis elevadas. Hasta la fecha, no hay pruebas concluyentes de que sea dañina a dosis tan bajas como las utilizadas en las pruebas médicas. No obstante, algunos estudios sugieren un ligero incremento del riesgo de cáncer, incluso a bajos niveles de radiación, particularmente en niños. En consecuencia, por responsabilidad, debemos actuar como si las dosis bajas de radiación pudieran causar daño.

 

Los efectos biológicos producidos por la radiación son de dos tipos: las reacciones tisulares nocivas, que se caracterizan porque producen una lesión de los tejidos a corto plazo, y los efectos estocásticos, que corresponden a un daño potencial a largo plazo.

 

Las reacciones tisulares sólo ocurren si se sobrepasa un determinado valor umbral de dosis. Por ejemplo, los eritemas de la piel o la depilación, temporal o permanente, de la zona afectada. La gravedad de estos efectos es proporcional a la dosis recibida pero su probabilidad de aparición no; si se supera el umbral, es seguro que ocurra.

 

Se han observado lesiones cutáneas en pacientes sometidos a procedimientos de radiología intervencionista, neuroradiología y/o cardiología. Estos estudios son complejos y algunos requieren tiempos largos de exploración y alta calidad de imagen. La incidencia de este tipo de lesiones es muy rara; se estima en alrededor de 1 de cada 10000 procedimientos intervencionistas. En el supuesto de que su estudio pudiera causarle complicaciones por radiación, su especialista le informará de dicha posibilidad y de las acciones a tomar en caso de que aparezcan.

 

En tomografía computarizada también se han registrado lesiones cutáneas y pérdida temporal de cabello, aunque siempre asociado a “errores/accidentes” y no con el uso normal del TC.

 

Los efectos estocásticos están relacionados con la posibilidad de que se desarrolle un cáncer en el futuro. Se considera que su aparición no tiene umbral de dosis. En teoría, una única mutación del ADN puede provocar un efecto cancerígeno. Pero es importante tener en cuenta que, aunque muchas células sufran una mutación, puede que no se desarrolle cáncer porque existen en nuestro cuerpo mecanismos de reparación que reducen en gran medida esta probabilidad. La probabilidad de aparición de estos efectos es proporcional a la dosis pero su gravedad no depende de la dosis.

 

Para dosis bajas, la comunidad científica ha adoptado, como medida conservadora, el modelo lineal sin umbral, según el cual cualquier dosis de radiación, por pequeña que sea, puede inducir cáncer. En base a este modelo, se estima que la probabilidad de cáncer debido a una exposición a una radiación de 10 mSv en adultos es de 1 en 2500 personas.

 

Para entender qué significa lo anterior debemos tener presente que el cáncer es una enfermedad relativamente común. Se considera que la tasa “normal” de cáncer es casi de 1 de cada 3 para toda la población, aunque varía entre 14% y 30% dependiendo del sexo, país y región. Esto significa que, si 2500 pacientes recibieran un examen radiológico con una dosis de 10 mSv, habría una probabilidad de que una de ellas desarrollara un cáncer, que se añadiría a los 350 a 750 casos “esperados” de cáncer para ese número de personas.

 

A la vista de esta información, el riesgo de desarrollar un cáncer relacionado con una única exploración es muy pequeño. Sin embargo, la importancia de este riesgo no debe subestimarse cuando se repiten exámenes, porque se asume que el riesgo es acumulativo, y, en consecuencia, cuantas más veces se irradie una persona, mayor será su riesgo.

 

Como paciente, no dude en consultar a su médico cualquier duda que tenga.

 

 

Aunque no hay evidencias claras de que las dosis bajas de radiación utilizadas en los estudios médicos induzcan cáncer, por responsabilidad, deben adoptarse todas las medidas necesarias para minimizar la dosis del examen, especialmente en pacientes pediátricos y adolescentes.

Se ha demostrado también que el riesgo es diferente para los distintos grupos de población. Los niños son más sensibles a la radiación. Los últimos estudios científicos estiman el exceso de cáncer sobre la tasa normal de cáncer en 1 por cada 1800 TC realizados a niños o adolescentes. Tenga presente que su pediatra ha valorado este riesgo al justificar la solicitud del estudio radiológico y considera que el beneficio esperado es mucho mayor.

 

Los protocolos pediátricos del SMS están adaptados a la edad y peso de cada niño para limitar la cantidad de radiación que recibe.

 

Enlace de interés: ¿Por qué y para qué de la protección radiológica?

 

 

Los niños son más sensibles que los adultos a la radiación ionizante

En definitiva, la clave en el uso de las pruebas médicas con radiación es el balance entre el beneficio y el riesgo. Es fundamental que toda exploración con radiaciones ionizantes esté justificada por el médico que la solicita; de esta forma el beneficio será siempre superior al riesgo. Recuerde que todos los profesionales involucrados se esfuerzan por conseguir un buen estudio radiológico con la mínima dosis de radiación.

¿Por qué necesito yo (o mi hijo) esta prueba?

 

¿Cuáles son las ventajas y desventajas de esta revisión?

 

¿Cuáles son los riesgos de este examen?

 

¿Cuán grande es el riesgo comparado con mi estado (o el estado de mi hijo)?

 

¿Cuál es el riesgo de no tener el diagnóstico adecuado?

 

¿Necesito (necesita mi hijo) esta prueba ahora o puede esperar?

 

¿Existe otra prueba diagnóstica alternativa que no use radiaciones ionizantes?

 

¿Puedo hacerme esta prueba mientras estoy embarazada?

 

Tabla III. Posibles preguntas sobre riesgos de una prueba médica con radiaciones ionizantes que pueden serle útiles para comunicarse con su médico. Adaptado de “Communicating Radiation Risks in Paediatric Imaging”, OMS (2016).

Si todavía le preocupa la radiación médica, hable primero con el médico que le solicita la exploración. Su médico y el radiólogo pueden trabajar juntos para tomar la decisión sobre cuál es el mejor estudio que necesita. Si a pesar de todo le quedan dudas, pida hablar con un radiofísico del Servicio de Radiofísica y Protección Radiológica.

 

 

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