El placer de comer y el aspecto social y cultural de las comidas, son tan importantes para nuestro bienestar, como el aspecto nutritivo.
En nuestra cultura, cualquier evento gira en torno a la mesa. Celebraciones familiares, sociales o laborales dedican un tiempo y un espacio a la comida. En la actualidad, cuando se define la Dieta Mediterránea no se habla sólo de los alimentos que la caracterizan, sino también de la socialización, de que la convivencia potencia el valor social y cultural de la comida.
El hecho de cocinar y sentarse alrededor de la mesa en compañía, proporciona un sentido de comunidad; compartir una comida es una buena manera de relajarse y estrechar las relaciones sociales. Cada vez hay más evidencia de que en la salud intervienen factores físicos, sociales y psicológicos, no sólo importa lo que comemos sino también con quién, cómo y dónde.
La alimentación desempeña una función en nuestra identidad cultural. Los platos para las ocasiones especiales y la gastronomía tradicional varían según los países, las regiones y las culturas. También las estaciones marcan una diferencia en cuanto al tipo de alimentación que llevamos, por ejemplo en verano nos apetece más comer una ensalada o una crema fría como el gazpacho, mientras que en los meses fríos nos inclinamos más por los platos de cuchara. Existen también recetas típicas de una festividad u otra, por ejemplo el turrón en Navidad o las torrijas en Semana Santa.
Creer que, en cuestiones de alimentación, salud y placer van reñidos, es un gran error. El disfrute con la comida, no necesariamente está relacionado con grandes comilonas y complicadas preparaciones culinarias y tampoco una dieta saludable se caracteriza por estrictas prohibiciones y comidas aburridas, renunciando a todo lo que nos gusta. Basta con que elijamos una alimentación variada, sin descuidar nuestros propios gustos y los de nuestra familia, siguiendo unas sencillas normas en la manera de combinar estos alimentos. Para lograr este objetivo es necesario adquirir conocimientos, tener información básica sobre las necesidades del organismo, y las combinaciones de alimentos que admite una alimentación sana y equilibrada. También es necesario disponer del tiempo suficiente para organizar, cocinar y paladear la comida.
Fuente: Estrategia, promoción de la salud y prevención en el SNS