La comida es un placer primario, fuente de satisfacción que en algunas ocasiones “tapa” ansiedades, frustraciones o aburrimiento. En un entorno con tanta disponibilidad de comida como es el nuestro, debemos aprender a conocer las señales de saciedad y evitar los excesos. Cuando un alimento nos encanta debemos plantearnos:
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¿Es un alimento sano? Incluso los más saludables deben tomarse en determinada cantidad y evitar las exageraciones.
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¿Es un alimento muy calórico? El aceite de oliva, por ejemplo, es muy sano pero tiene más calorías que el chocolate o los frutos secos. Debe estar presente en nuestra dieta, pero un consumo abundante tiene un “coste” calórico importante.
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¿Tiene poder saciante? Muchos de los aperitivos tienen una gran cantidad de calorías, “llenan” muy poco y no tiene apenas interés nutricional. Presentan lo que se llama calorías vacías. ¿No debemos comerlos nunca? No, pero no es razonable tomarlos de forma habitual.
Fuente: Estrategia, promoción de la salud y prevención en el SNS