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Hablando de cáncer con adolescentes

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La adolescencia es una etapa muy especial en la vida, un momento muy importante del desarrollo del ser humano y ello conlleva muchos cambios físicos y psicológicos, si es entonces cuando se diagnostica un cáncer, hay que hacer un proceso de adaptación continuo y flexible dando una atención adecuada porque el adolescente no entiende la enfermedad como lo haría un adulto. La respuesta del adolescente ante el impacto del diagnóstico y los tratamientos va a depender de su edad, madurez, ambiente familiar y, por supuesto, a la reacción de su familia ante la nueva situación. Las dificultades le van a obligar al adolescente a que madure más deprisa.

 

Es importante que conozcamos cuales son las necesidades del adolescente con cáncer, porque a pesar de la enfermedad, a pesar de los tratamientos, ellos tienen ganas de seguir adelante mucho más de lo que creemos. No quieren ser tratados como niños pero tampoco con la distancia de un adulto, de ahí esforzarnos en conseguir una distancia media de comunicación.

 

El adolescente está inmerso en una montaña rusa de emociones, esta está incrementada por el impacto psicológico del cáncer puesto que este puede dificultar el desarrollo de:

  • Autoimagen y autoestima adecuada.
  • Identidad personal.
  • Identidad por la socialización.
  • Relación con amigos y compañeros.
  • Sexualidad.
  • Necesidad de autonomía e independencia.

 

El cáncer en la adolescencia supone un golpe muy duro, se pierde la independencia y la intimidad. En el momento de la vida que se empieza a alejar de los padres, se vuelve a depender de ellos y de los médicos, se pueden alejar de los amigos y las rutinas, se añora la normalidad. Los tratamientos agresivos tienen momentos traumáticos como la caída del pelo por la importancia de la apariencia física para los chicos jóvenes. Ellos no quieren ser diferentes de los demás, cualquier cosa que los diferencia puede suponer problemas.

 

La comunicación es esencial, tenemos que facilitar una comunicación abierta, es importante capacitar al adolescente para que pueda entender su situación y tener un papel activo en su cuidado.

 

En ocasiones la información llega al adolescente filtrada ya por los padres, pero ellos prefieren disponer de la información al mismo tiempo que los progenitores, si no es así, se tiene la sensación de que se ocultan cosas o se trata como a niños pequeños. Sienten que tienen derecho a conocer y decidir. En muchas ocasiones la información llega canalizada por el miedo de los padres. Por eso es muy importante crear un clima de confianza en casa, que se sienta que no se oculta información y así de esta manera, ellos puedan plantear sus miedos y preocupaciones abiertamente.

 

Evitar hablar del tema cuando se quiere hablar no ayuda, puesto que hoy en día se puede buscar y encontrar información por internet fácilmente y esta podría ser errónea.

 

Es necesario hacer una aproximación pausada dejar que ellos encuentren la ma­nera de poder explicarse, y aconsejar a familiares y compañeros para que eviten actitudes invasivas, de ahí la importancia de comunicar la situación a amigos y profesores para saber cómo tratar el tema. Los grupos de ayuda de adolescen­tes son una buena herramienta para trabajar sus temores y superar la dificultad de relacionarse con sus iguales en este periodo.

 

¿Cómo podemos comunicarnos con el adolescente?

  • Preguntar y aclarar sus dudas durante todo el proceso.
  • Darle información para que pueda anticipar situaciones difíciles y prepararse para afrontarlas.
  • Consensuar todas las de­cisiones posibles. Teniendo en cuenta su opinión y su capacidad de decisión sobre determinados aspectos.
  • Favorecer y potenciar su autonomía y su espacio.

 

La Ley 41/2002 de Autonomía del Paciente recoge explícitamente en un apartado las siguientes recomendaciones:

  • A partir de los 12 años los pacientes tienen una edad apropiada, intelectual y emo­cionalmente hablando, para comprender el alcance de la información médica y para que se escuche su opinión.
  • A partir de los 16 años, el paciente no sólo tiene derecho a recibir la información médica sino también a dar su consentimiento a las intervenciones.

 

Y el resto de la familia….

El diagnóstico de cáncer de un hijo es una situación devastadora, los padres tienen reacciones emocionales que van desde sentimientos de indefensión, impotencia, tristeza, rabia y miedo.

 

Estas reacciones pueden llevar a una crisis familiar, caracterizada por:

  • Sensaciones negativas de no saber cómo ayudar al hijo.
  • Conductas de sobreprotección hacia el hijo que pueden influir en el desarrollo de la autoestima y autonomía.
  • Reacciones ambivalentes intensas entre los hermanos y el enfermo.
  • Sentimientos de abandono de los demás hijos.

 

De ahí la importancia de recibir ayuda psicológica adecuada en caso de ser necesaria para poder afrontar y gestionar la situación familiar.

 

¿Qué podemos hacer para ayudar al adolescente?

El adolescente necesita actividades que:

  • Sean significativas para él, que elija libremente, para que se acerquen a su mundo. Consiguiendo bienestar al realizarlas y control de la situación.
  • Sean nuevas, que le lleve a nuevos intereses y valores, ya que ahora durante un tiempo no podrá dedicarse a alguna de las actividades que estaba realizando, así fomentará la confianza en uno mismo y le ayudará a aceptar su nueva situación, tomando consciencia de la diferencia.

 

Debemos favorecer:

  • Desarrollo su propia identidad y no tratarlo como a niños pequeños.
  • Expresión de sus preocupaciones.
  • Actitud adaptativa positiva.
  • Mantenimiento de sus relaciones sociales.
  • Espacio donde pueda compartir sus experiencias con otros que se encuentren en su misma situación.
  • Grado de independencia.
  • Búsqueda de un sentido y propósito en su vida.

 

 

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