Reacción de duelo oncológico: de la noche a la mañana pasas a ser un enfermo de cáncer suponiendo esto para ti una pérdida de la salud., una pérdida de tu integridad física y psicológica, tu imagen corporal y tú autoestima se ven amenazadas a medida que pierde la autonomía en actividades de la vida diaria, lo que a su vez trae nuevas pérdidas funcionales y emocionales en alguno (o en todos) los ámbitos de su vida: personal, laboral, económico, familiar y social.
La pérdida, en sentido amplio, es algo por lo que todos tenemos que pasar en diferentes momentos de nuestra vida perdida material (trabajo, vivienda,..). pérdida personal: de un ser querido, de mi salud. Son experiencias difíciles que generan en nosotros cambios y reacciones a menudo desconocidas y caracterizadas por el dolor, que tenemos que ir integrando con el tiempo y que no tiene una duración determinad, dependerá de lo que hagas con tus días.
Este proceso de integración, que no deja de ser un camino de profunda reconstrucción personal, es a lo que llamamos duelo. Se trata de una reacción normal y adaptativa, necesaria para que podamos resituarnos y continuar nuestra vida de una manera saludable y donde tienen cabida sentimientos de: negación, culpa, rabia, incredulidad, soledad, impotencia, ansiedad, vacío, miedo, injusticia ,alivio; además aparecen sensaciones físicas, pensamientos y conductas asociados a esos sentimientos . A todos nos pasa. Cada persona es su duelo no hay un prototipo. Todos lo hacemos. El duelo no es una enfermedad, No obstante, un duelo normal puede no ser afrontado de manera correcta y desencadenar un duelo patológico. Siendo necesaria la intervención de un profesional. Una de las diferencias entre uno y otro radica en la intensidad y duración de los síntomas.
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¿Y DESPUES DEL CANCER QUÉ?
Una vez ha finalizado el tratamiento y con éxito, volvemos a encontrarnos con un momento crítico: el afrontamiento de la vida sin la enfermedad. Por lo general la atención se dirige a la enfermedad y el tratamiento y se deja en un segundo plano el proceso de la adaptación tras la misma.. Se trata de una fase llena de incertidumbre y de sensaciones contradictorias. A la alegría por haber sobrevivido, se le une por un lado el miedo a que vuelva a suceder, a que la curación no haya sido plena y se repita todo el proceso y por otro, las dudas sobre cómo retomar su vida y volver a su ritmo normal.
La dificultad para abandonar el rol del enfermo y recuperar el que tenía antes de iniciarse la enfermedad puede producir sentimientos de soledad, aislamiento e incomprensión que te bloquen y te impidan realizar las actividades del día a día sentimiento normales y adaptativos en los primeros momentos.
Uno de los grandes temores de los supervivientes es el llamado “Síndrome de Damocles” que hace referencia al temor que sienten los supervivientes ante la amenaza de que reaparezca la enfermedad, tal y como sentía Damocles cada vez que se sentaba en su trono ante el temor de que le cayera la espada que colgaba de una crin de caballo sobre su cabeza.
El temor a recidiva es el principal causante de las pérdidas funcionales que se producen en esta fase. La imposibilidad para implicarse emocionalmente, hacer planes a largo plazo, comprometerse... son manifestaciones del miedo a ilusionarse, de creer que ya pasó todo.
La calidad de vida del superviviente por otro lado dependerá de su capacidad para integrar el proceso de enfermedad por el que ha pasado y las secuelas que le ha dejado con la vida que tiene que desarrollar. Al superviviente por lo general le queda algún “recuerdo” físico de la enfermedad: el linfedema, la mastectomía, la colostomía, dolores óseos, cicatrices, etc; de manera que siempre tendrá presente la vivencia de la enfermedad y se mostrará sensible ante la misma, además de condicionarle en ámbitos tan diversos como el laboral (por la incapacidad para realizar determinados movimientos), el personal/social (incapacidad para tener relaciones sexuales), miedo a salir a la calle, a tener que dar explicaciones, etc
Aunque cada superviviente ha tenido una experiencia diferente de cáncer, en función de sus características personales, del tipo y curso de la enfermedad, del tratamiento recibido, de la eficacia de éste, del apoyo social, familiar del que hayan disfrutado y de muchos otros factores, todos comparten el hecho de haberse enfrentado a una enfermedad grave, a un tratamiento agresivo y de tener la incertidumbre sobre si realmente están curados y se pueden llamar supervivientes.
El apoyo, tanto por parte de la familia o los amigos, al igual que por parte de los profesionales (psicólogos fisioterapeutas, expertos en nutrición, sexología ,asesores laborales…) resulta fundamental en esta fase, ya que se trata de un proceso de adaptación gradual lleno de obstáculos; en el que el esfuerzo se dirigirá a conseguir que se asuman las pérdidas y se vayan transformando progresivamente en ganancias.
TODO LO QUE EMPIEZA CUANDO TERMINA EL CANCER/GUIA DE SUPERVIVIENTE DE CANCER/ GEPAC