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Estreñimiento

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¿Qué es el estreñimiento? ¿Cuáles son los síntomas?

 

 

¿Es frecuente éste problema?

 

 

¿Por qué y cuando suele producirse?

 

 

¿Cómo lo diagnostican los pediatras?

 

 

¿Cómo se trata el estreñimiento?

 

 

¿Qué podemos hacer cuando hay un problema conductual?

 

 

¿Qué dieta debemos recomendar a un niño estreñido?

 

 

¿Cuáles son los alimentos con mayor contenido en fibra?

 

 

¿Cuándo debo consultar?

 

 

¿Cómo se puede prevenir?

 

 

¿Qué es el estreñimiento? ¿Cuáles son los síntomas?

El estreñimiento es la dificultad para la emisión normal de las heces.

Podemos notar que el niño hace poca caca (disminuye la frecuencia de las deposiciones), la defecación es dolorosa, las heces son grandes y duras y necesita mucho esfuerzo para defecar.  

Otra cosa que podemos ver también es lo contrario de lo que esperaríamos, es decir, el escape continuo, involuntario y repetido de heces ocasionando frecuentemente el manchado de la ropa interior, lo que se llama encopresis (escape de las heces por rebosamiento al acumularse éstas en la ampolla rectal).

Con el tiempo, pueden aparecer heridas en el ano llamadas fisuras anales debidas al paso de las heces duras por el ano y a los esfuerzos repetidos que el niño suele realizar para hacer deposición.

Puede que el niño tenga dolor abdominal asociado al estreñimiento o adopte posturas retentivas para retener las heces evitando así el dolor que le pueda producir el paso de las heces duras por la ampolla rectal y favoreciendo así que el bolo fecal se haga más grande, dilate la ampolla rectal y dificulte más la salida de las heces. Es un verdadero círculo vicioso.

 

¿Es frecuente éste problema?

El estreñimiento es muy frecuente. Afecta hasta a un 30% de los niños y supone un 3-5% de las consultas que atienden los pediatras en Atención Primaria, un 10-25% de las consultas especializadas en Digestivo Infantil y entre el 3-16% de las visitas a Urgencias por dolor abdominal. Es más frecuente en los niños preescolares y no parece haber diferencias entre niños y niñas.

 

¿Por qué y cuando suele producirse?

Aunque puede deberse a diversos trastornos, en el niño preescolar y escolar suele ser secundario a un problema de conducta que favorece la retención fecal.

A veces se produce por cambios de rutina (retirada del pañal, introducción de alimentación sólida, cambios en la dieta, enfermedades…), situaciones emocionales (cambio de domicilio, nacimiento de un hermano…) o pequeñas lesiones alrededor del ano o fisuras que hacen que deje de ir al baño.

Otras veces el niño retrasa el momento de la defecación porqué está distraído con otros asuntos o, simplemente, porque no quiere hacer deposición en el inodoro del colegio. Si siente dolor en el momento de la defecación, intentará evitarlo retrasando la eliminación de las heces, pero solo conseguirá, al final, tener que eliminar heces más duras y más voluminosas, por lo que tendrá más dolor y se reforzará su idea de que tiene que retener la deposición lo máximo posible.

Las paredes de la parte final del intestino grueso al ser presionado por el bolo fecal se distienden y se envía al cerebro una señal para poner en marcha los mecanismos necesarios para la expulsión de las heces. Estos son la sensación de “ganas de ir al baño”, la relajación de los esfínteres y la contracción de musculatura para poder expulsar el bolo fecal. La retención crónica de heces hace que esos mecanismos pierdan sensibilidad y no avisen al cerebro para poner en marcha todo este mecanismo. Se necesita más presión y más volumen para activarse, inhibiendo la “llamada” y provocando mayor retención.

 

¿Cómo lo diagnostican los pediatras?

El diagnóstico es clínico utilizando como piezas clave una correcta historia clínica y exploración física. A priori no necesitan hacer analíticas ni radiografías a no ser que haya algún signo en la exploración o en la historia clínica que nos indique que puede haber detrás alguna otra enfermedad que justifique el estreñimiento. Debemos sospechar algo más, sobre todo en estreñimientos muy recurrentes, niños con estreñimiento prácticamente desde los primeros días de vida o bebés que tardan mucho en expulsar el meconio.

Para identificar mejor el tipo de heces los pediatras en consulta suelen utilizar la escala de Bristol. Es una escala visual, con dibujos para que los niños o sus padres puedan describir mejor cómo son exactamente sus heces.

 

¿Cómo se trata el estreñimiento?

El objetivo del tratamiento del estreñimiento es evitar que el niño tenga dolor cuando hace la deposición y reestablecer un hábito intestinal normal.  

El tratamiento del estreñimiento se divide en varias fases: educación, desimpactación, prevención y mantenimiento.

Para tratar el estreñimiento tenemos que hacerlo poco a poco; como si subiéramos una escalera. El primer peldaño es enseñarle a hacer caca. El segundo peldaño es seguir una alimentación correcta. El tercer escalón sería el empleo de fármacos.

Es fundamental favorecer un hábito regular. Puede ser útil sentarle en el inodoro después de las comidas, sin prisas y sin distracciones, animándole cuando consiga hacer deposición y no preocupándose demasiado si las primeras veces no lo consigue.

Si estamos ante un episodio de estreñimiento agudo de corta evolución, con mínimo dolor y sin sangrado ni fisura anal el tratamiento suele ser suficiente con aplicar cambios dietéticos en la alimentación, aumentando el aporte de fruta y fibra, evitando alimentos astringentes y manteniendo una adecuada hidratación.

Si por el contario se trata de un estreñimiento de más tiempo de evolución con retención de heces en el ano, dolor a la hora de defecar o si hay sangrado o lesiones anales, lo primero es tratar éstas y posteriormente estaría indicado iniciar tratamiento con laxantes que ablanden las deposiciones y estimulen las ganas de defecar del niño, para evitar que retenga las heces y vuelva a producirse el círculo del dolor-retención de heces-dolor.  

Es conveniente que su pediatra sea el que paute el tratamiento con laxantes, ya que no todos los laxantes son adecuados para los niños. El más utilizado en niños es el polietilenglicol.

Cuando hay gran cantidad de heces en la ampolla rectal el pediatra inicialmente le podrá pautar tratamiento con laxantes en dosis ascendentes y altas hasta que consiga una deposición efectiva de grandes volúmenes para conseguir una limpieza total del intestino. Algunas veces en esta fase también hay que recurrir a medicamentos aplicados por vía rectal (enemas). Una vez se consiga que el niño realice deposiciones de grandes volúmenes de heces y se haya limpiado la ampolla rectal se pasará a una fase de mantenimiento en el que se deben tomar laxantes a diario durante varios meses para que el intestino vuelva a su tono normal, se evite una nueva acumulación de heces y se defeque con normalidad.

Es importante que los padres colaboren y sepan que el tratamiento puede durar meses o años.

 

¿Qué podemos hacer cuando hay un problema conductual?

  • Intentaremos enseñarle buenos hábitos: sentarlo en el WC (con o sin adaptador según prefiera el niño) o en el orinal, todos los días y a la misma hora preferiblemente después de las comidas para favorecer el hábito.  Comenzar el aprendizaje a partir de los dos años y medio de edad, cuando el niño comprenda la situación.
  • Enséñales a sentarse correctamente, si los pies están apoyados en el suelo podrá hacer más fuerza con los músculos abdominales.
  • Seguir en esa postura durante 5-10 minutos. No alargarlo demasiado para que no se aburra y rechace el aprendizaje.
  • Cuéntale un cuento para entretenerlo mientras intenta hacer deposición si tiene prisa por irse a jugar.  
  • Trabaja con sistema de recompensas premiando el esfuerzo y el éxito evitando castigos o enfados cuando no se consigue.

 

¿Qué dieta debemos recomendar a un niño estreñido?

Los niños estreñidos deben seguir una dieta rica en fruta, verdura, cereales y legumbres. Tomar 5 raciones de frutas y verduras al día garantiza la ingesta mínima de fibra recomendada.  

Es importante garantizar un aporte adecuado de agua en la dieta. Los niños deberán beber al menos medio litro de agua sin contar la ingerida en las comidas. El agua es la única bebida de los niños y el laxante natural más conocido. El exceso de lácteos favorece el estreñimiento.

 

¿Cuáles son los alimentos con mayor contenido en fibra?

  • Legumbres y verduras: judías, garbanzos, lentejas, guisantes, espinacas, acelgas, maíz, puerro, judías verdes, zanahoria, patata, tomate.
  • Cereales: de salvado o salvado integral, müesli, copos de avena, cornflakes.
  • Pan: integral, germen de trigo, marrón, blanco.
  • Galletas: de centeno, de avena, integrales.
  • Frutas: ciruela, frambuesas y moras, chirimoya, higo, manzana, pera, naranja. También en zumos naturales. Los zumos de manzana también son útiles.
  • Frutos secos: coco seco, albaricoque seco, higos secos, ciruelas, cacahuetes, almendras, nueces. Es importante saber que los frutos secos no los deben comer los niños menores de 4 años porque se pueden atragantar.
  • Puede utilizarse aceite de oliva por favorecer la lubricación intestinal y la evacuación de las heces.
  • No es bueno usar preparados que venden en la farmacia que nos aportan fibra extra. Esto te lo debe aconsejar un médico. Siempre es importante ver que la dieta es rica en fibra.

 

¿Cuándo debo consultar?

Una vez que se presenta el trastorno es conveniente no esperar demasiado, ya que cuánto más se prolongue el estreñimiento, más trabajo costará recuperar un hábito intestinal normal.

Además debe consultarse si se producen otros síntomas como disminución del crecimiento, pérdida de peso, fiebre, vómitos, barriga hinchada o sangrado en las heces.

 

¿Cómo se puede prevenir?

En general, es recomendable seguir una alimentación variada rica en fibra, frutas, verduras y agua en abundancia además de promover el ejercicio físico diario y favorecer un hábito intestinal regular.

No hay que intentar que los niños controlen la defecación a edades muy tempranas (menores de dos años).

Si el estreñimiento vuelve a empeorar, es muy importante empezar de nuevo el tratamiento. Es muy frecuente que el niño precise repetir los tratamientos hasta adquirir su hábito intestinal a una edad posterior.

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