Consiste en un llanto intenso e inesperado, producido normalmente en horario de tarde-noche y por el cual no hay una causa clara. Se produce en bebés de 2 semanas a 4 meses de edad. Es típico que el niño se encoja de piernas, se ponga rojo y llore. Lo padecen entre el 10% y el 20% de los lactantes con salud normal y con buena evolución del peso. Con la edad disminuye su intensidad y frecuencia, hasta que deja de producirse a los 4 meses de edad.
Las principales características de los cólicos del lactante son:
- Llanto inconsolable: súbitamente el niño llora más de 3 horas, aunque no sea diariamente pero por lo menos 2 o 3 veces por semana.
- Encogimiento de piernas con enrojecimiento de la cara y vientre hinchado.
- Suele acompañarse de emisión de gases por vía rectal.
- El episodio suele cesar también repentinamente, con normalidad entre las crisis de llanto. El niño se muestra tranquilo y satisfecho y se alimenta sin problemas.
- Habitualmente ocurre a últimas horas de la tarde y primeras de la noche.
Origina consultas frecuentes a los Servicios de Urgencias Pediátricos, refiriendo asombrados los padres, en muchas ocasiones, una mejoría espectacular de los síntomas "al acudir en el coche".
¿Qué se puede hacer con un cólico del lactante?
Cuando el niño llora conviene averiguar por qué y descartar que el niño tenga alguna necesidad o
esté incómodo, considerando las siguientes posibilidades:
- ¿Tiene hambre y quiere comer?
- ¿Desea succionar (chupete) aunque no tiene hambre?
- ¿Tal vez quiere que le cojan en brazos?
- ¿Está cansado y desea dormir?
- ¿Hay un exceso de estímulos sensoriales (ruidos, luz, frío, calor) que le molesten?
- ¿Está húmedo o sucio y necesita higiene?
Si tiene todas las necesidades cubiertas y el llanto persiste hay una serie de medidas para aliviarlo:
- Balancear al niño en la cuna o en brazos.
- Baño con agua tibia
- Darle un paseo en su cochecito
- Sonidos rítmicos (lavadora, sonido del ventilador, TV, música etc...)
- Pasearlo en automóvil
Se aconseja promover turnos en el cuidado de los niños (descanso de los padres), dar instrucciones para las tomas (madre relajada y tranquila, encontrar el ritmo de las tomas adecuado a cada niño, evitar que tome deprisa, no acostarlo inmediatamente después de la toma y ayudarle a echar el aire).
Lo que no se debe hace es administrar ninguna medicación ni efectuar un cambio de leche sin haber consultado antes con el Pediatra.
La clave para poder controlar el cólico del lactante es lograr que los padres consigan tranquilizarse y esto se consigue comentando las dudas y temores existentes con el Pediatra. La ansiedad de los padres, aunque no sea la causa, contribuye al agravamiento del cólico. Si el niño está sano y los padres lo aceptan y consiguen que desaparezca la angustia de que el niño padezca una posible enfermedad, el manejo de los cólicos del lactante será mucho más sencillo.
RECUERDE:
La clave para poder controlar el “cólico del lactante” es conseguir tranquilizarse y esto se logra si hay convencimiento de la benignidad y transitoriedad del cuadro.