La fiebre es un mecanismo de defensa frente a la infección, la fiebre no produce ningún daño por sí misma, a ningún órgano del cuerpo (salvo cuando llega a 42ºC). Tratar la fiebre tiene sentido para disminuir las molestias que ocasiona.
Podemos usar medidas físicas. Lo primero es mantener una temperatura ambiental agradable, no arropar demasiado al niño, ofrecer abundantes líquidos (sin forzar). Las friegas de alcohol no deben utilizarse por riesgo de descenso rápido de la temperatura y toxicidad. Se puede dar un baño de agua tibia (nunca fría), aunque si vemos que al niño le molesta mucho, no debemos hacerlo.
Las medidas físicas explicadas suelen ayudar a los antitérmicos, que son los medicamentos que se usan para disminuir la fiebre.
¿Qué medicamentos puedo utilizar?
Los más usados son: paracetamol, ibuprofeno y, en menor medida, metamizol.
Se debe empezar por paracetamol que se puede dar a cualquier edad y tiene menos efectos secundarios.
El ibuprofeno no puede darse antes de los 3 meses. Suelen darse cada 6-8 horas en caso de temperatura mayor o igual a 38’5 ºC (axilar) o si el niño se encuentra molesto. No es imprescindible bajar la fiebre hasta que quede por debajo de 37ºC, lo importante es que el niño se encuentre bien. Ni siquiera es necesario que llegue a quedar afebril entre los picos de fiebre. Por este motivo no es necesario alternar 2 antitérmicos, aunque podría usarse si su médico se lo indica.
Se desaconseja dar ácido acetilsalicílico (Aspirina®) en menores de 15 años. Los antibióticos no son útiles para tratar la fiebre, no deben usarse salvo indicación por su médico, ya que en la mayoría de los casos la fiebre se debe a infecciones víricas.
En niños predispuestos la fiebre puede producir convulsiones, sobre todo al inicio del proceso febril, antes incluso de darnos cuenta de que el niño tiene fiebre. En ese caso debe llevarse al niño al centro médico o servicio de urgencias más cercano.
