Consejos para mejorar la salud de nuestros pies
- Comprobar que el calzado se adapta al pie, y no hacer nunca que el pie se adapte al calzado. Evitar los tacones altos y las punteras estrechas. La altura de la pala debe ser la adecuada para el tamaño de los dedos. Los materiales de los zapatos deben ser nobles y naturales, y tan transpirables y flexibles como sea posible. Es recomendable alternar la utilización de diferentes tipos de calzado.
- Utilizar calzado adecuado al tamaño de nuestro pie, sin puntera estrecha y con un tacón de 2 a 4 cm, como máximo, siempre con un sistema de cordones o de fijación al pie. Evitar las suelas de zapato delgadas.
- Para evitar caídas, hay que utilizar zapatos estables y con suela antideslizante.
- Comprar los zapatos al final de la tarde, ya que el pie está más ancho.
- Para el verano se recomiendan las sandalias, pero siempre con sistema de sujeción al pie.
- Utilizar calcetines de fibras naturales, para favorecer la transpiración natural del pie y evitar la humedad.
- Evitar el sobrepeso. Seguir una alimentación adecuada a las necesidades reales. Hacer ejercicio moderado. Mover los pies y los dedos para restablecer la circulación sanguínea.
- Ir al podólogo para eliminar lo antes posible las causas de dolor.
- Hacerse masajes para relajar los pies y hacer pediluvios con sales, hierbas o aceites, para que recuperen el bienestar.
- La edad y el sobrepeso ocasionan la desaparición o la dispersión de la grasa plantar, y esto hace que se pierda la propiedad amortiguadora del pie, por lo que el simple hecho de caminar puede producir dolor. Sustituir esta capacidad con plantillas o zapatos adecuados.
- Hidratar los pies con cremas específicas diariamente, para favorecer la barrera protectora natural de la piel.
- Secar bien los pies después de lavarlos, sobre todo los espacios interdigitales, para evitar infecciones en la piel.
- Para evitar enfermedades transmisibles, los zapatos, los calcetines y el instrumental de corte utilizado para los pies deben ser personales e intransferibles.
- Proteger los pies con chanclas o patucos, sobre todo en lugares públicos como gimnasios, vestuarios, hoteles, piscinas, etc., con el fin de evitar la transmisión de verrugas y hongos.
- Revisar los pies a diario para evitar la presencia de lesiones y tratarlas lo antes posible.
Fuente: Fundación Salud y Envejecimiento- Universidad Autónoma de Barcelona