El consumo de alcohol se asocia a múltiples riesgos para la salud que contrarrestan significativamente cualquier potencial efecto beneficioso. El alcohol en pequeñas dosis no tiene efecto negativo en la salud general, incluso hay indicios de que puede proporcionar beneficios en la prevención cardiovascular, pero algunas neoplasias se relacionan con el consumo de alcohol ( se estima como la causa del 10% de los tumores en varones y un 3% en mujeres) y su reducción supone una reducción en la mortalidad por cáncer de hasta un 10% y una prevención del 20% de los casos, lo que supera el escaso beneficio descrito con consumos bajos en la prevención de enfermedades cardiovasculares.
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La tensión arterial aumenta a medida que el consumo de alcohol aumenta a > 3 unidades/día, al igual que el riesgo de arritmias cardiacas, miocardiopatía, muerte súbita y accidentes cerebrovasculares hemorrágicos.
El consumo mantenido y excesivo puede dañar el corazón porque el alcohol es un tóxico para el músculo cardiaco, puede llegar a debilitar el corazón y causar una enfermedad denominada miocardiopatía dilatata provocando en el paciente síntomas de insuficiencia cardiaca.
