Como norma general, sí. Dependiendo de sus características y del tipo de intervención, usted deberá someterse a la intervención sin suspender o suspendiendo temporalmente el tratamiento anticoagulante. Normalmente, si el riesgo de sangrado asociado a la intervención es bajo, y en caso de tener un sangrado, éste sea fácilmente tratable, no suele ser necesario suspender el tratamiento anticoagulante (por ejemplo, para la extracción de una pieza dentaria podrá realizarse sin suspender el tratamiento anticoagulante cuando el INR sea menor de 2,5). En caso de ser necesario suspender el tratamiento, dependiendo del tipo de tratamiento anticoagulante que usted tome, su médico le informará sobre cuándo y cómo debe suspenderlo. En términos generales, la reintroducción del tratamiento se produce a las 24 – 48 horas de la intervención si no ha habido complicaciones. Tras la intervención, si no se le indica, pregunte cuándo debe volver a tomar su tratamiento anticoagulante.
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En muchas ocasiones, al paciente que toman tratamiento anticoagulante vía oral y van a someterse a una intervención se les cambia su tratamiento anticoagulante vía oral por una heparina de bajo peso molecular durante los días previos a la intervención, lo que solemos llamar “terapia puente”. Esto se realiza en pacientes que con un riesgo de ictus muy alto que se van a someter a intervenciones con alto riesgo de sangrado.
En la actualidad, gracias a los tratamientos disponibles, la mayoría de los pacientes con fibrilación auricular no presentan ictus en toda su vida.
Existe una escala llamada CHADS-VASc que permite estimar de forma aproximada el riesgo de ictus isquémico y asigna una puntuación a cada uno de los siguientes factores de riesgo:
- Insuficiencia cardiaca (C): 1 punto
- Hipertensión arterial(H): 1 punto
- Edad mayor de 75 años (A): 2 puntos
- Diabetes mellitus (D): 1 punto
- Ictus isquémico previo (S): 2 puntos
- Infarto de miocardio previo o enfermedad arterial periférica (V): 1 punto
- Edad mayor de 65 años (A): 1 punto
- Sexo femenino (Sc): 1 punto
Los varones con 1 o más puntos y las mujeres con 2 o más puntos tienen un riesgo de ictus isquémico que justifica el empleo de fármacos anticoagulantes. Es importante recordar que los factores de riesgo pueden desarrollarse con el paso del tiempo por lo que se debe reevaluar periódicamente el riesgo de ictus en todas los pacientes con fibrilación auricular, sobre todo, si no están tomando ya fármacos anticoagulantes.
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No en todos los pacientes con fibrilación auricular se utiliza esta escala para estimar el riesgo de ictus e indicar el tratamiento anticoagulante. Los pacientescon fibrilación auricular portadores de prótesis cardiacas mecánicas, estenosis mitral omiocardiopatía hipertróficason considerados de alto riesgo embólico y deben recibir tratamiento anticoagulante con independencia de la puntuación en la escala CHADS-VASc.
En aquellos pacientes que tienen diagnosticada una fibrilación auricular con comportamiento paroxístico (esto es, la mayor parte del tiempo su corazón trabaja con el ritmo cardiaco normal y ocasionalmente presentan episodios arrítmicos) es importante saber cómo actuar ante un nuevo episodio de fibrilación auricular. Lo más importante es mantener la calma y recordar que la mayoría de los episodios son bien tolerados y se resuelven espontáneamente. En caso de presentar síntomas que sugieran gravedad (mareo, desmayo, dificultad para respirar, dolor de pecho, etc.) deberá ser valorado en un servicio de Urgencias (bien acudiendo o solicitando asistencia en domicilio). Cada paciente es diferente por lo que debe preguntar a su médico cómo actuar ante los episodios ya que le dará indicaciones más precisas y ajustadas a sus características.
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La existencia de episodios recurrentes de fibrilación auricular (sobre todo si son mal tolerados) son una indicación para iniciar (o modificar) el tratamiento destinado a “evitar los episodios de fibrilación auricular”. Esto debe realizarse siempre bajo indicación de un médico. Es importante recordar que la existencia (o ausencia) de episodios recurrentes de fibrilación auricular no modifican en ningún aspecto el tratamiento destinado a “evitar los ictus” (la anticoagulación), pues esto se basa exclusivamente en el riesgo estimado de ictus de cada paciente que tiene o ha tenido un episodio de fibrilación auricular, no en el comportamiento de la arritmia.
- Si usted está tomando acenocumarol (Sintrom®) o warfarina (Aldocumar®) con una dosis cada 24 horas y olvida tomar una dosis, tome la dosis olvidada si se acuerda el mismo día. Si no se acuerda hasta el día siguiente, tome la dosis que le corresponda ese día, sin doblar la dosis para compensar la dosis olvidada. Es importante comunicar los olvidos cuando acuda a realizarse sus controles rutinarios de anticoagulación, para que así lo tengan en cuenta a la hora de realizar una nueva pauta de anticoagulación (calendario). Lógicamente, cuanto mayor sea el número de olvidos más importante será comunicarlo.
- Si usted estad tomando apixaban (Eliquis®) o dabigatran (Pradaxa®), que se toman cada 12 horas, puede tomar la dosis olvidada si no han pasado más de 6 horas (y por tanto faltan más de 6 horas para la próxima dosis). En caso contrario, obvie la dosis olvidada y tome la que la siguiente que le correspondería si doblar la dosis (no tomar dos comprimidos para compensar el olvido).
- Si usted estad tomando edoxaban (Lixiana®) o rivaroxaban (Xarelto®), que se toman cada 24 horas, puede tomar la dosis olvidada si no han pasado más de 12 horas (y por tanto faltan más de 12 horas para la próxima dosis). En caso contrario, obvie la dosis olvidada y tome la que la siguiente que le correspondería si doblar la dosis (no tomar dos comprimidos para compensar el olvido).
Si han pasado menos de 4 horas y se observa el comprimido en el vómito, repetir la última dosis, pues se asume que no se ha absorbido. En caso contrario o si existen dudas, asumir que se ha tomado la dosis y tomar la próxima programada cuando corresponda.
No. Actualmente sabemos que la función del tratamiento anticoagulante en pacientes con fibrilación auricular (evitar el ictus) no la realizan de forma efectiva los tratamientos antiagregantes como el ácido acetilsalicílico (Aspirina®) o el clopidogrel (Plavix®, Iscover®). Sin embargo, sí sabemos que el tratamiento anticoagulante puede realizar la función de los tratamientos antiagregantes en pacientes que han sufrido un infarto (evitar nuevos infartos). Por ello, en muchos pacientes (no en todos) se suspende el tratamiento antiagregante al iniciar el tratamiento anticoagulante, lo cual es aconsejable pues así aumenta menos el riesgo de sangrado.
Si han pasado menos de 4 horas y se observa el comprimido en el vómito, repetir la última dosis, pues se asume que no se ha absorbido. En caso contrario o si existen dudas, asumir que se ha tomado la dosis y tomar la próxima programada cuando corresponda.
Los pacientes con fibrilación auricular a menudo toman tratamiento anticoagulante ya que éste reduce en más del 50% el riesgo de presentar un ictus isquémico.
El "precio" que hay que pagar por estar protegido contra el ictus isquémico es una mayor tendencia a sufrir un sangrado.
Afortunadamente, la mayoría de los sangradosen pacientes anticoagulados suelen ser leves y sólo en raras ocasiones ocurre un sangrado grave.
Los consejos para disminuir el riesgo de sangrado son:
- Tomar correctamente el tratamiento anticoagulante.
- Llevar un control adecuado de la tensión arterial.
- Evitar los golpes, caídas y cortes.
- Evitar el consumo excesivo de alcohol.
- Evitar la toma de fármacos antiinflamatoriosy antiagregantessi es posible.
- Valorar asociar un protector gástrico al tratamiento.
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El principal efecto adverso del tratamiento anticoagulante es que aumenta el riesgo de sufrir un sangrado.En la mayoría de los casos suelen leves, como pequeños hematomas, sangrados nasales o en las encías al cepillarse los dientes. Sin embargo, en 1-2 de cada 100 pacientestratados con fármacos anticoagulantes ocurre un sangrado grave, que puede incluso requerir una transfusión sanguínea. El sangrado más grave es el que se produce a nivel del cerebro (coloquialmente conocido “derrame cerebral”), aunque este es mucho menos frecuente (en menos de 1 de cada 100 pacientes).Por todo ello es fundamental adoptar las medidas oportunas para disminuir el riesgo de sangrado. Entre estas se encuentran:
- Tomar correctamente el tratamiento anticoagulante. Es muy importante respetar las dosis y horario del tratamiento anticoagulante, evitar los alimentos o medicamentos que puedan interaccionar con el mismo y seguir las revisiones programadas por su médico. Concretamente, muchos productos de herbolario que se adquieren sin receta médica pueden presentar importantes interacciones con los fármacos anticoagulantes. Pregunta siempre a su médico si puede tomarlos.
- Llevar un control adecuado de la tensión arterial. La tensión arterial elevada aumenta el riesgo de sangrado, sobre todo a nivel cerebral. Normalmente se considera que la tensión está bien controlada cuando los valores están por debajo de 140/90 mmHg.
- Evitar los golpes, caídas y cortes. Los pacientes mayores suelen presentar inestabilidad y mayor riesgo de caídas, por ello es importante eliminar del domicilio todos los elementos que puedan favorecer las caídas. Un lugar donde se producen un gran número de caídas es en los cuartos de baño donde podemos instalar elementos de agarre y valorar cambiar la bañera por un plato de ducha. En pacientes jóvenes se deben evitar los deportes de contacto o con alto riesgo de traumatismo severo (por ejemplo, ciclismo de montaña).
- Evitar el consumo excesivo de alcohol. El alcohol, además de aumentar el riesgo de sufrir fibrilación auricular, aumenta el riesgo de sangrado por su efecto sobre las plaquetas y el hígado.
- Evitar la toma de fármacos antiinflamatorios si es posible. Los fármacos antiinflamatorios elevan la tensión arterial y pueden favorecer el sangrado al provocar lesiones en el tubo digestivo. En caso de ser imprescindible su toma, ésta deberá hacerse durante el menor tiempo posible y a la mínima dosis eficaz, y si es posible asociando un fármaco protector gástrico. En caso de necesitar un fármaco sólo para aliviar el dolor (como analgésico) es preferible el uso de paracetamol (Gelocatil®, Dolocatil®, etc.) o metamizol (Nolotil®).
- Evitar la toma conjunta de fármacos antiagregantes si no son necesarios. Los fármacos antiagregantes, como el ácido acetilsalicílico a dosis bajas (Aspirina® 100mg o Tromalyt® 150mg) o el clopidogrel (Plavix®, Iscover®) actúan inhibiendo la función de las plaquetas y se utilizan en pacientes que han sufrido un infarto. En muchas ocasiones, cuando se inicia un tratamiento anticoagulante se puede suspender de forma segura el tratamiento antiagregante, ya que su efecto lo hará el tratamiento anticoagulante (esto no ocurre al contrario, véase:¿La Aspirina® (ácido acetilsalicílico) puede sustituir a los anticoagulantes? Pregunte a su médico si puede suspender el tratamiento antiagregante tras iniciar un tratamiento anticoagulante, en caso de que no sea así se aconseja tomar un fármaco protector gástrico..
- Valorar asociar un protector gástrico al tratamiento. Los pacientes que toman anticoagulantes tienen más riesgo de úlcera por lo que se debe asociar un protector gástrico sobre todo si tienen antecedentes de úlcera, son ancianos o toman conjuntamente fármacos antiagregantes o fármacos antiinflamatorios.
Estudiar la causa del sangrado y tratarla si es posible. Muchos sangrados se producen por la existencia de alguna patología que en ocasiones es curable o controlable. Por ejemplo, el tratamiento adecuado de las hemorroides disminuye la frecuencia con que sangran. Es labor de los médicos buscar activamente si existe alguna patología que sea la causa del sangrado y ofrecerle tratamiento si es posible.
Dependerá lógicamente de la severidad del sangrado. En caso de sangrados mínimos (hematomas pequeños, sangre en pañuelo al sonarse la nariz, sangre en papel higiénico tras defecar, sangre en encías tras cepillarse los dientes, etc.) lo más importante es no suspender el tratamiento anticoagulante por este motivo, valorar si existe algún factor corregible (véase:¿Cómo se pueden evitar los sangrados?) y comunicarlo en las revisiones médicas. La importancia de poner en conocimiento de su médico estos eventos es para identificar otros factores corregibles e incluso reevaluar si la dosificación del tratamiento anticoagulante es correcta. Cuando el sangrado es un poco más importante pero aun así no reviste gravedad puede suspenderse temporalmente como máximo una dosis del fármaco anticoagulante (por ejemplo, ante un corte o un traumatismo) y actuar del mismo modo (valorar si existen factores corregibles y comunicarlo en revisiones médicas). En caso de sangrados con signos de gravedad o que no ceden deberá usted acudir a un servicio de urgencias para ser valorado. En ocasiones, se producen sangrados internos (la sangre queda dentro del cuerpo sin salir al exterior y ser visible) que pueden ser muy graves. Si tras un traumatismo presenta aumento progresivo de la zona golpeada, más si se torna de color oscuro, o si presenta un traumatismo importante en la cabeza deberá acudir igualmente a un servicio de urgencias.
Sí. El ejercicio físico regular es muy importante. Ayuda a mantener un estado anímico positivo, a regular los ritmos biológicos aportando un mejor descanso y es uno de los componentes fundamentales para el control de peso. La mayoría de los pacientes no tienen ninguna limitación específica para hacer ejercicio físico por el hecho de tener esta arritmia. En aquellos pacientes que estén tomando anticoagulantes deben evitarse los deportes de contacto o con alto riesgo de traumatismo (por ejemplo, ciclismo de montaña, escalada, etc.). Pregunte a su médico en caso de dudas. Los pacientes con fibrilación auricular que toman fármacos para disminuir la frecuencia cardiaca, como los betabloqueantes pueden notar que su frecuencia cardiaca no aumenta tanto como esperarían al hacer ejercicio. Esto es normal y suele indicar que la medicación está haciendo su efecto correctamente. Sin embargo, si esto se asocia a una intolerancia al ejercicio físico de baja intensidad puede ser indicativo de un exceso de dosis por lo que deberá consultar con su médico.
Por regla general se debe comenzar con un ejercicio aeróbico leve o moderado (Caminar, nadar o montar en bicicleta de paseo), 20-30 minutos al día 4-5 días a la semana e ir aumentando de forma progresiva. Cada persona progresará de forma diferente dependiendo de su estado físico previo y su tolerancia a la rutina de ejercicio, sea paciente y aumente de forma progresiva su rutina de ejercicio.
Si durante la práctica de ejercicio presenta algunos de estos síntomas: disnea, mareo, dolor torácico o palpitaciones fuertes y/o rápidas deberá parar la actividad física hasta su recuperación completa.
Acompañe este cambio de estilo de vida de ejercicio con una dieta saludable. No olvide hidratarse antes y durante la práctica de ejercicio.
En general no existe ningún alimento que no pueda ser consumido en pequeñas cantidades. Una dieta saludable, con un predominio de frutas y verduras, es recomendable para todas las personas ya que ayuda a mantener un peso adecuado y evita el desarrollo de muchas enfermedades. Para todos los pacientes con fibrilación auricular se recomienda:
- Evitar el excesivo consumo de sal o alimentos ricos en sal (salazones). La sal en exceso aumenta la tensión arterial y la retención de agua, lo que puede desencadenar episodios de insuficiencia cardiaca.
- Evitar el consumo de alimentos hipercalóricos, con alto contenido en grasas o hidratos de carbono. Estos alimentos provocan aumento de peso y del riesgo de padecer enfermedades asociadas a la obesidad como diabetes o apnea obstructiva del sueño.
- Evitar el excesivo consumo de bebidas estimulantes (café, té, refrescos con cafeína). Estas bebidas pueden precipitar episodios de fibrilación auricular o dificultar el control de la frecuencia cardiaca. El consumo moderado (por ejemplo, 1 o 2 tazas de café al día) no suele producir problemas en la mayoría de los pacientes.
- Evitar el consumo de alcohol. El consumo de altas dosis puntuales de alcohol puede precipitar episodios de fibrilación auricular en determinadas personas (si bien existen personas con una especial sensibilidad que tienen episodios incluso ante cantidades bajas de alcohol y por tanto no deben tomar nada de alcohol). El consumo de alcohol continuado a dosis excesivas aumenta el riesgo de sangrado por su efecto sobre las plaquetas y el hígado. En general no se puede considerar ninguna dosis de alcohol como beneficiosa, sin embargo, se acepta que el consumo de pequeñas cantidades diarias (por ejemplo, 1-2 copas de vino al día) no tiene un efecto perjudicial relevante.
- Productos de herbolario o parafarmacia. Muchos de estos productos, a veces considerados medicamentos, se dispensan sin receta y sin necesidad de supervisión médica. Para la mayoría de las personas estos productos son seguros, pero en muchas ocasiones presentan interacciones con los fármacos anticoagulantes (por ejemplo, hierba de San Juan o complejos multivitamínicos), por lo que antes de tomarlos consulte siempre con su médico.
Un caso especial son los pacientes con fibrilación auricular que toman fármacosanticoagulantes del tipo antagonistas de la vitamina K (por ejemplo, acenocumarol (Sintrom®) o warfarina (Aldocumar®). En ellos la dieta cobra si cabe más importancia pues estos fármacos anticoagulantes presentan frecuentes interacciones con muchos alimentos. Realmente no es que existe alimento que no se puedan tomar, sin embargo,la cantidad de aquellos que se aconseja evitar debe ser la menor posible y de alguna forma intentar mantener una dieta lo más regular y constante posible. Existe gran cantidad de información sobre este tema que puede solicitar en su Centro de Salud o Unidad de Anticoagulación, así como libros con recetas adecuadas para este tipo de pacientes.
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En la dieta de pacientes con fibrilación auricular que toman fármacosanticoagulantes del tipo antagonistas de la vitamina K (por ejemplo, acenocumarol (Sintrom®) o warfarina (Aldocumar®) se debe evitar el consumo de alimentos ricos en vitamina K (pues de alguna forma contrarrestan el efecto de la medicación), mientras que el consumo de alimentos con baja cantidad de vitamina K no presenta dichos problemas.
- Los productos lácteos y los huevos llevan poco contenido en vitamina K. El contenido en vitamina K de la mantequilla es algo mayor por lo que, junto a su alto contenido calórico, debe evitarse.
- Las verduras de hoja verde y las verduras tipo col son las que más contenido de vitamina K tienen y entre estas encontramos: remolacha, repollo, espárragos, lechuga romana, brócoli, endibia, cebollino, perejil, nabo verde, espinacas, col rizada, lombarda y coles de Bruselas. Otras verduras tienen un contenido moderado de vitamina K y su consumo puede ser un poco mayor (aunque no excesivo):pimiento verde, tomate maduro, lechuga iceberg, zanahoria, coliflor, judías verdes, alcachofas, puerros, apios, guisantes y pepino. Entre las verduras con bajo contenido en vitamina K tenemos: champiñones, rábano, cebolla, maíz, lentejas, patatas, calabaza, garbanzos, berenjenas, calabacín, judías blancas y pimiento rojo.
- El contenido en vitamina K de la mayoría de las bebidas (agua, infusiones, té, café, zumos de fruta) suele ser bajo.
- El pan y los cereales suelen tener un contenido bajo de vitamina K. Sin embargo, las galletas y bollería industrial suelen tener mayor contenido por el tipo de aceite que se emplea en su fabricación.
- Los condimentos (sal, pimienta, ajo, vinagre, mostaza, pimentón, azúcar, miel) tiene un bajo contenido en vitamina K.
- Los productos fermentados (col fermentada o chucrut) tienen un elevado contenido en vitamina K.
- El aceite de colza, de soja y de sésamo tiene un alto contenido en vitamina K. El aceite de oliva también, sin embargo, dado sus beneficios adicionales y que su consumo suele ser muy constante día a día y en cantidades no excesivas, no se recomienda evitarlo ni sustituirlo. Otros aceites como maíz, cacahuete o girasol tienen un bajo contenido en vitamina K.
- Los frutos secos como cacahuetes, almendras, nueces o castañas tienen un bajo contenido en vitamina K (aunque muchas veces un exceso de sal). Los piñones, anacardos, avellanas y pistachos tienen mayor contenido en vitamina K.
- Las carnes y pescados suelen tener un bajo contenido en vitamina K. Sin embargo, si en su elaboración se utiliza aceite en exceso, aumenta su contenido en vitamina K. Algunas carnes procedentes de animales alimentados intensivamente para su engorde rápido tienen mayor contenido en vitamina K. Las vísceras (hígados, riñones, etc.) tienen un elevado contenido en vitamina K.
- Las frutas tienen un bajo contenido en vitamina K, excepto las frutas secas (pasas, higos secos, ciruelas pasas) y los kiwis.
Nuevamente se resalta que muchas veces lo más importante es tener una dieta lo más regular y constante posible, evitando exceso de alimentos con alto contenido en vitamina K, que se pueden tomar en pequeñas cantidades diarias. Cabe resaltar también que un factor muy importante en el impacto que tiene la dieta sobre el control de la anticoagulación depende de cada paciente. Hay personas que por su metabolismo tienden a mantener una anticoagulación muy estable a pesar de una dieta más irregular, mientras que en otras personas es prácticamente imposible alcanzar una anticoagulación estable a pesar de una dieta muy estricta.
Sí. Para la mayoría de los pacientes no existen restricciones para la conducción de vehículos si la fibrilación auricular está correctamente tratada y controlada. Esto es válido salvo para los pacientes que sufren episodios de mareo o desmayo (síncope) a pesar de recibir un tratamiento adecuado.
Sí. Para la mayoría de los pacientes no existen restricciones para viajar, independientemente del tipo de vehículo y si el viaje es dentro de España o al extranjero. Se recomienda llevar siempre un informe médico donde aparezcan sus enfermedades y tratamientos, así como medicación suficiente para todo el tiempo que dure el viaje. Tenga en cuenta que en caso estar anticoagulado con fármacos antagonistas de la vitamina K (Sintrom® o Aldocumar®) tendrá que planear su viaje de forma que no coincida con un control para el ajuste de dosis.
El hecho de tener fibrilación auricular no es impedimento para obtener un seguro de viaje, aunque puede que el coste se incremente. Se recomienda comparar precios en diferentes aseguradoras.
Sí. En la mayoría de paciente no existen contraindicaciones para tener relaciones sexuales siempre que la fibrilación auricular esté adecuadamente tratada y controlada. El acto sexual requiere un esfuerzo físico similar a subir dos pisos de escalera. Por tanto, si usted es capaz de subir dos pisos de escalera no debería tener problemas para tener una relación sexual desde el punto de vista físico. En muchos pacientes, el diagnostico de una enfermedad cardiovascular conlleva miedo y preocupación en todo lo relacionado con el acto sexual, lo que se traduce muchas veces en pérdida del apetito sexual y/o impotencia. No dude en hablar con sinceridad con su pareja sobre sus inquietudes y en buscar ayuda sin no soluciona su problema. Aunque la principal causa de impotencia es la psicológica, determinadas patologías y fármacos también pueden favorecer este problema, por lo que es importante que ponga en conocimiento de su médico este problema. No debe olvidad que la actividad sexual tiene muchos beneficios a nivel cardiovascular por lo que es en sí una contradicción abandonarla por una enfermedad cardiovascular.
Su primera fuente de información debe ser el personal sanitario (médicos y enfermeras) que habitualmente lo tratan. Se recomienda contrastar siempre la información obtenida de otras fuentes con ellos.
Existen también asociaciones de pacientes con fibrilación auricular o que toman fármacos anticoagulantes que le pueden ofrecer valiosa información y apoyo.
Algunas webs donde encontrará gran cantidad de información contrastada son: