En general no existe ningún alimento que no pueda ser consumido en pequeñas cantidades. Una dieta saludable, con un predominio de frutas y verduras, es recomendable para todas las personas ya que ayuda a mantener un peso adecuado y evita el desarrollo de muchas enfermedades. Para todos los pacientes con fibrilación auricular se recomienda:
- Evitar el excesivo consumo de sal o alimentos ricos en sal (salazones). La sal en exceso aumenta la tensión arterial y la retención de agua, lo que puede desencadenar episodios de insuficiencia cardiaca.
- Evitar el consumo de alimentos hipercalóricos, con alto contenido en grasas o hidratos de carbono. Estos alimentos provocan aumento de peso y del riesgo de padecer enfermedades asociadas a la obesidad como diabetes o apnea obstructiva del sueño.
- Evitar el excesivo consumo de bebidas estimulantes (café, té, refrescos con cafeína). Estas bebidas pueden precipitar episodios de fibrilación auricular o dificultar el control de la frecuencia cardiaca. El consumo moderado (por ejemplo, 1 o 2 tazas de café al día) no suele producir problemas en la mayoría de los pacientes.
- Evitar el consumo de alcohol. El consumo de altas dosis puntuales de alcohol puede precipitar episodios de fibrilación auricular en determinadas personas (si bien existen personas con una especial sensibilidad que tienen episodios incluso ante cantidades bajas de alcohol y por tanto no deben tomar nada de alcohol). El consumo de alcohol continuado a dosis excesivas aumenta el riesgo de sangrado por su efecto sobre las plaquetas y el hígado. En general no se puede considerar ninguna dosis de alcohol como beneficiosa, sin embargo, se acepta que el consumo de pequeñas cantidades diarias (por ejemplo, 1-2 copas de vino al día) no tiene un efecto perjudicial relevante.
- Productos de herbolario o parafarmacia. Muchos de estos productos, a veces considerados medicamentos, se dispensan sin receta y sin necesidad de supervisión médica. Para la mayoría de las personas estos productos son seguros, pero en muchas ocasiones presentan interacciones con los fármacos anticoagulantes (por ejemplo, hierba de San Juan o complejos multivitamínicos), por lo que antes de tomarlos consulte siempre con su médico.
Un caso especial son los pacientes con fibrilación auricular que toman fármacosanticoagulantes del tipo antagonistas de la vitamina K (por ejemplo, acenocumarol (Sintrom®) o warfarina (Aldocumar®). En ellos la dieta cobra si cabe más importancia pues estos fármacos anticoagulantes presentan frecuentes interacciones con muchos alimentos. Realmente no es que existe alimento que no se puedan tomar, sin embargo,la cantidad de aquellos que se aconseja evitar debe ser la menor posible y de alguna forma intentar mantener una dieta lo más regular y constante posible. Existe gran cantidad de información sobre este tema que puede solicitar en su Centro de Salud o Unidad de Anticoagulación, así como libros con recetas adecuadas para este tipo de pacientes.
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En la dieta de pacientes con fibrilación auricular que toman fármacosanticoagulantes del tipo antagonistas de la vitamina K (por ejemplo, acenocumarol (Sintrom®) o warfarina (Aldocumar®) se debe evitar el consumo de alimentos ricos en vitamina K (pues de alguna forma contrarrestan el efecto de la medicación), mientras que el consumo de alimentos con baja cantidad de vitamina K no presenta dichos problemas.
- Los productos lácteos y los huevos llevan poco contenido en vitamina K. El contenido en vitamina K de la mantequilla es algo mayor por lo que, junto a su alto contenido calórico, debe evitarse.
- Las verduras de hoja verde y las verduras tipo col son las que más contenido de vitamina K tienen y entre estas encontramos: remolacha, repollo, espárragos, lechuga romana, brócoli, endibia, cebollino, perejil, nabo verde, espinacas, col rizada, lombarda y coles de Bruselas. Otras verduras tienen un contenido moderado de vitamina K y su consumo puede ser un poco mayor (aunque no excesivo):pimiento verde, tomate maduro, lechuga iceberg, zanahoria, coliflor, judías verdes, alcachofas, puerros, apios, guisantes y pepino. Entre las verduras con bajo contenido en vitamina K tenemos: champiñones, rábano, cebolla, maíz, lentejas, patatas, calabaza, garbanzos, berenjenas, calabacín, judías blancas y pimiento rojo.
- El contenido en vitamina K de la mayoría de las bebidas (agua, infusiones, té, café, zumos de fruta) suele ser bajo.
- El pan y los cereales suelen tener un contenido bajo de vitamina K. Sin embargo, las galletas y bollería industrial suelen tener mayor contenido por el tipo de aceite que se emplea en su fabricación.
- Los condimentos (sal, pimienta, ajo, vinagre, mostaza, pimentón, azúcar, miel) tiene un bajo contenido en vitamina K.
- Los productos fermentados (col fermentada o chucrut) tienen un elevado contenido en vitamina K.
- El aceite de colza, de soja y de sésamo tiene un alto contenido en vitamina K. El aceite de oliva también, sin embargo, dado sus beneficios adicionales y que su consumo suele ser muy constante día a día y en cantidades no excesivas, no se recomienda evitarlo ni sustituirlo. Otros aceites como maíz, cacahuete o girasol tienen un bajo contenido en vitamina K.
- Los frutos secos como cacahuetes, almendras, nueces o castañas tienen un bajo contenido en vitamina K (aunque muchas veces un exceso de sal). Los piñones, anacardos, avellanas y pistachos tienen mayor contenido en vitamina K.
- Las carnes y pescados suelen tener un bajo contenido en vitamina K. Sin embargo, si en su elaboración se utiliza aceite en exceso, aumenta su contenido en vitamina K. Algunas carnes procedentes de animales alimentados intensivamente para su engorde rápido tienen mayor contenido en vitamina K. Las vísceras (hígados, riñones, etc.) tienen un elevado contenido en vitamina K.
- Las frutas tienen un bajo contenido en vitamina K, excepto las frutas secas (pasas, higos secos, ciruelas pasas) y los kiwis.
Nuevamente se resalta que muchas veces lo más importante es tener una dieta lo más regular y constante posible, evitando exceso de alimentos con alto contenido en vitamina K, que se pueden tomar en pequeñas cantidades diarias. Cabe resaltar también que un factor muy importante en el impacto que tiene la dieta sobre el control de la anticoagulación depende de cada paciente. Hay personas que por su metabolismo tienden a mantener una anticoagulación muy estable a pesar de una dieta más irregular, mientras que en otras personas es prácticamente imposible alcanzar una anticoagulación estable a pesar de una dieta muy estricta.