Prueba diagnóstica ni invasiva que permite valorar el estado de las arterias coronarias y detectar las lesiones al igual que una coronariografía, pero que no permite tratarlas. Se realiza de manera ambulatoria.
El paciente estará acostado y se le colocan electrodos en el pecho para realizar un registro del electrocardiograma durante toda la prueba.
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La enfermera le realizará una punción de una vena del brazo, preferentemente del lado derecho, para canalizarle una pequeña vía de plástico (flexible) por dónde se le administrará el contraste y fármacos (betabloqueantes) que disminuyan la frecuencia cardíaca si es superior a los 70 latidos por minuto, debido a requisitos de la tecnología actual. En algunas ocasiones también se administra un comprimido de nitroglicerina bajo la lengua para dilatar las arterias las coronarias antes de empezar la prueba.
Para obtener las imágenes el médico indicará hacer una pausa en la respiración (apnea)de unos 8-12 segundos.