El tratamiento es individual para cada paciente, los fármacos y las dosis pueden ser muy diferentes.
En general, la mayoría de los pacientes debe tomar fármacos: antiagregantes plaquetarios/ anticoagulantes, betabloqueantes y estatinas u otro tipo de fármacos para reducir los niveles de colesterol.
Antiagregantes plaquetarios y anticoagulantes
Los antiagregantes plaquetarios se utilizan para prevenir la formación de trombos o coágulos.
Estos fármacos hacen que las plaquetas no se agreguen entre ellas y que la sangre se vuelva más líquida, por lo que se reduce el riesgo de trombosis dentro de la arteria coronaria.
Uno de los fármacos más utilizados con esta finalidad de forma crónica es la aspirina a dosis muy bajas .
Hay otros medicamentos que producen un efecto antiagregante mayor, como el clopidogrel, que también se utiliza cuando el paciente no tolera la aspirina. Es un fármaco con un protagonismo clave durante el primer año tras la implantación de un Stent por su efectividad para prevenir la reestenosis del propio stent, por lo que es muy importante la continuidad y cumplimiento farmacológico.
Sólo en algunas situaciones clínicas y cuando no es posible administrar aspirina ni clopidogrel es posible utilizar otros medicamentos denominados anticoagulantes orales: el acenocumarol (Sintrom) o la warfarina, cuyo efecto secundario más grave es la aparición de hemorragias en diferentes partes del organismo, por eso requieren el seguimiento frecuente del estado de la coagulación del paciente a través de análisis de sangre.
Hay que estar atento a determinados signos de alarma como el sangrado por la orina, en las deposiciones (heces negras) sangrado nasal duradero, tos con sangre sangrado intenso de las heridas, abundante sangrado menstrual o cualquier tipo de hemorragias que no se detiene. Estos signos precisan una consulta médica.
Beta-bloqueantes
Los beta bloqueantes protegen el corazón después de un infarto consiguiendo que el corazón trabaje a menor intensidad.
Su efecto es la relajación de la musculatura cardiaca ,disminuyen la presión arterial y la frecuencia cardiaca, con lo que el este necesita menos oxígeno para funcionar. También pueden reducir el riesgo de arritmias. En muchas ocasiones se administran de manera indefinida. Los betabloqueantes (bisoprolol, carvedilol, nevibolol, metoprolol, atenolol, etc.)
Hay una serie de efectos secundarios que pueden hacerse presentes, sobre todo hasta la adaptación al efecto farmacológico : cansancio, sensación de frío de manos y pies, enlentecimiento de los latidos cardiacos, diarrea, náuseas y también trastornos del sueño pesadillas e impotencia.
Estatinas
Las estatinas se utilizan para reducir los niveles de colesterol circulante en la sangre evitando así que se depositen placas de ateroma en las arterias coronarias. Tambíén consiguen reducir la inflamación de los vasos sanguíneos y evitar que se produzca el infarto. Por este motivo, las estatinas están indicadas en todos los pacientes con cardiopatía isquémica, aunque sus niveles de colesterol sean bajos.
Entre los efectos secundarios de este medicamento se describen: estreñimiento o diarrea, dolores de cabeza, dolores musculares y dolor abdominal.
Si bien la dieta es fundamental para controlar los niveles de colesterol, en muchas ocasiones será necesario mantener la administración de estos medicamentos hipolipemiantes.
Otros fármacos:
- Antianginosos son los inhibidores del calcio, que relajan la musculatura de las arterias coronarias y atenúan el efecto de las obstrucciones y de los espasmos.
- Vasodilatadores, como la nitroglicerina y sus derivados relajan los vasos arteriales y venosos, incluidos los coronarios, con lo que aumenta el flujo de sangre en la zona afectada y desaparece el dolor de la angina.
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Existe un vasodilatador en comprimidos para el manejo del dolor torácico (cafinitrina) para utilización en la aparición del dolor en pacientes que ya han sido diagnosticados de cardiopatía isquémica y hayan sido instruidos al respecto de su uso.
El paciente con cardiopatía isquémica debe llevar 1 o 2 comprimidos en el bolsillo.
Si en algún momento aparece dolor en el pecho, que recuerde al aparecido que motivó su ingreso, debe cesar la actividad física, sentarse y poner un comprimido debajo de la lengua.
Si el dolor cede en 10 minutos, puede seguir su actividad y comentarlo con el médico habitual en la siguiente visita.
Por el contrario, si el dolor no cede, debe administrarse un segundo comprimido.
Si, aún así, el dolor persiste, se debe llamar al servicio de emergencias. La rapidez en la atención es crucial en la evolución del proceso.